_
_
_
_
NUEVO GOLPE TERRORISTA

6.000 vecinos protestan por el atentado en San Blas

D. M. Al menos 6.000 personas se manifestaron en la tarde de ayer en silencio por las calles del barrio madrileño de San Blas, en un acto de protesta frente al atentado perpetrado por la organización terrorista ETA contra la comisaría del distrito por la mañana. Cuando concluía la protesta, tras un recorrido de una hora, llegó el alcalde efecto de Madrid, el popular José María Álvarez del Manzano, quien fue abucheado por los vecinos de este barrio obrero.

Más información
24 muertos en Madrid por coches bomba de ETA

A las 19.30, hora prevista para la manifestación -convocada por el PSOE, IU y varios partidos de la izquierda extraparlamentaria, además de asociaciones culturales del barrio- ya habían sido amontonados los restos calcinados de los coches y los obreros se afanaban en apuntalar la fachada destrozada del mercado. A través de los hierros deformados de la estructura se podían ver los restos de una tienda de zapatos y el extractor de olores ennegrecido de lo que fue un bar.La manifestación empezó frente al lugar del atentado y a ella se fueron uniendo más personas a medida que avanzaba por el barrio. La encabezaba un grupo de muchachos de entre 10 y 15 años. "Los de ETA son unos salvajes. Van a lo que caiga", comentaba uno de los vecinos en la manifestación. "Este barrio es de obreros, jubilados y niños. No sé lo que buscan aquí", añadió "Es un golpe seco. Todo se mueve y sientes que la casa se está cayendo". Eso es, según comentaba una vecina que vive cerca de la comisaría, lo que se siente cuando estalla una bomba.

Según los vecinos, el mercado es el único de la zona y allí compran todos ellos. "Si esto llega a ocurrir un viernes o sábado hubiera sido una masacre", afirmaba uno de los manifestantes.

Al cabo de una hora, cuando la manifestación regresaba a su punto de partida, llegó el alcalde electo de Madrid, José María Álvarez del Manzano, del PP, quien ya había estado durante la mañana. Los vecinos lo recibieron con gritos de "fuera" y "cabrón". "He venido porque me lo han pedido los vecinos", decía él, "pero no quiero dividirles en este momento". El alcalde apenas se quedó cinco minutos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_