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GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

Los refugiados narran la destrucción de Irak

Los testigos dicen que los bombardeos alcanzaron fábricas y centros oficiales

Antonio Caño

Casi todas las fábricas y edificios oficiales iraquíes han sido alcanzados por los bombardeos de las fuerzas aliadas, pero las principales carreteras del país siguen siendo transitables, según nuevos testimonios llegados a Jordania por medio de refugiados que huyen de la guerra en el vecino país.

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ENVIADO ESPECIALUn ciudadano marroquí de nombre Rashid y de 25 años de edad llegó hace cuatro días al campamento instalado por la Media Luna Roja jordana en las afueras de Azraq, a 75 kilómetros de Ammán, procedente de la ciudad iraquí de Basora, donde trabajaba en una empresa petrolera.Recuerda Rashid que los bombardeos llegaban puntual mente cada madrugada alrededor de las tres y duraban entre hora y medía y dos horas: "Los únicos refugios disponibles en Basora estaban en los hoteles y la gente se peleaba por buscar un espacio en el que protegerse Había mucho desorden y nadie se ocupaba de organizar la entrada a los subterráneos".

"A la mañana. siguiente" narra Rashid, "todo el mundo salía en busca de comida. En Basora quedaban algunas tren das abiertas, pero daba la im presión de que el Gobierno racionaba la cantidad de alimentos que se ponían a la venta, porque cada día aparecían en los estantes cantidades similares de productos que se acababan en menos de dos horas de venta".

Unos días antes del 16 de enero los militares iraquíes instalaron artillería antlaérea en diversos puntos de la ciudad y, aunque Rashid no es capaz de identificar todo el material militar que vio pasar por las calles, dice que Basora es la ciudad iraquí en la que observó mayor despliegue de medios por parte de las fuerzas de Sadam Husein.

Para llegar hasta Jordania, Rashid tuvo que hacer la ruta entre Basora y Bagdad, y posteriormente entre la capital iraquí y el territorio jordano. Pudo comparar que la destrucción de Basora es menor que la de Bagdad, aunque en ambos lugares se observan los efectos de los bombardeos sobre grandes plantas de producción, edificios de comunicaciones y oficinas del Gobierno.

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Compañeros muertos

Ahmed Isaam, un sudanés de 24 años, trabajaba en una zona industrial situada a 97 kilómetros al sur de Bagdad que él identifica como Nader, en la provincia de Baabel.

Dice Ahmed Isaam que tanto su empresa de productos textiles como otra docena de fábricas en el mismo complejo han sido destruidas, aunque él ignora si alguna de ellas estaba dedicada a la producción de material militar. Asegura que muchos de sus compañeros murieron en los bombardeos de las fuerzas aliadas.

Otro sudanés residente en Basora, Faisar, de 23 años, estudiante de contabilidad, afirma que muchos barrios de la Ciudad están destruidos, pero que durante el día la gente que permanece allí -casi todos los extranjeros y muchos iraquíes han huido hacia poblaciones rnás pequeñas del interior del país- hace vida relativamente normal.

Faisar dice que en Basora solamente hay agua corriente entre dos y cuatro horas diarias, pero el servicio de electricidad es muy irregular y siempre se interrumpe durante las horas en que se producen los bombardeos. Asimismo, asegura haber visto caer un avión en el trayecto entre Basora y Bagdad, y Mohamed, otro sudanés que se queja de que los médicos del campamento no saben curar a su esposa enferma de diarrea, dice haber visto restos de aviones desperdigados en las afueras de Bagdad.

Todos los refugiados coinciden en que en la capital iraquí la situación es mucho más dramática que en el resto del país que han podido ver en su recorrido. "La gente en Bagdad nos pedía comida al saber que veníamos de Basora", dice Faisar.

Para llegar hasta Jordania han tenido que pagar cantidades desorbitantes, tanto por los vehículos como por el combustible. Esa parece ser una de las razones por las que muchos habitantes de Irak no se han atrevido todavía a emprender el éxodo. Las autoridades iraquíes han mantenido durante tres días cerrado el paso fronterizo con Jordania y, aparentemente, lo.han reabierto ahora de forma selectiva.

Llama la atención, por ejemplo, que en los últimos días no ha cruzado ningún ciudadano de Egipto -país enfrentado militarmente al régimen de Bagdad- pese a que la comunidad egipcia es, con un millón y medio de personas, la más numerosa de Irak.

Según fuentes de la Cruz Roja, miles de personas permanecen concentradas en la frontera del lado iraquí a la espera de permisos para abandonar el país, pero el Gobierno de Bagdad está dando prioridad a los ciudadanos de países amigos, como Sudán, Jordania y los Estados del Magreb.

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