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Entrevista:

"La especulación es imprescindible en un sistema capitalista"

"Los grandes problemas de atascos de tráfico no son más que muestra de un mayor bienestar"

Juan Carlos Sanz

Pregunta. Usted diseñó el Plan General de Ordenación Urbanística de Madrid de 1985 sobre una perspectiva de crecimiento cero. ¿El avance de revisión de planeamiento preparado recientemente por el Ayuntamiento quiebra con esta idea de que la ciudad ya no crece más?Respuesta. Es verdad que la reflexión del Club de Roma planteó un tema inédito en la cultura del planeamiento. Realmente no era previsible entonces un crecimiento sostenido, que había sido la base de los planes generales para construir un mundo futuro magnífico de ensanche y desarrollo. Pero se había abandonado la preocupación por la ciudad existente y se enfatizó la nueva ciudad añadida. ¿Cómo planificar sin crecimiento9 Aunque no haya crecimiento hay cambio. El Plan General de Madrid se asienta en esa cultura de la ciudad existente, como instrumento político de gobierno de la ciudad sustentado en la legitimidad de quienes lo impulsamos desde la lucha ciudadana y las reivindicaciones de una mejor ciudad y una mayor democracia.

Campos de golf

P. Otros sectores políticos y económicos insisten en que el Plan ha envejecido pronto.

R. Ante la posible miserabilidad o ceguera del Plan General de Madrid de 1985 hay que decir que desde la situación económica de principios de los ochenta no era previsible un relanzamiento de la economía con las tasas de crecimiento que ha habido a partir de 1986. Sin embargo, hay una profecía cumplida por el Plan: en toda la región no se han construido las 25.000 viviendas al año previstas, ni en los momentos del boom inmobiliario. En 1985 sobraban en Madrid unos 75.000 metros cuadrados de oficinas. ¿Cuántos años estuvo parada la torre Picasso con una licencia caducada? El Plan previó lo que no era previsible por el crecimiento económico, que también ha desatado una enorme demanda de movilidad y e mejor vivienda. ¿Quién pensaba hace cuatro años en los parques acuáticos o en los campos e goIf?. No hay que encasillarse en el Plan de 1985, basta con aceptar su bondad sobre reservas de suelo para viviendas de protección oficial o la reparcelación económica, que no han sido aplicadas por falta de voluntad política. No me avergüenzo de hacerme equivocado por no haber revisto la M-40 si acerté con la urgencia de mejorar los distritos e la capital.

P. ¿También había previsto la expulsión de las capas populares a la periferia?

R. Sí, ese tema fue analizado rigurosamente. Por eso reservamos el 70% del suelo urbanizable para viviendas protegidas.

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P. El documento preparado por el Ayuntamiento para revisar el Plan General asegura que presenta soluciones imaginativas. ¿Qué reconoce usted como suyo en la propuesta municipal?

R. El documento hace una lectura pueril del Plan General. Y con mala conciencia, ya que se olvida de lo que no le interesa. Los que hoy plantean este avance progresista se olvidan de que el plan fue muy agresivo contra las prácticas de promoción pura y dura, y arbitró mecanismos de reparto de las cargas urbanísticas. La retórica de buscar soluciones imaginativas es un camuflaje a las soluciones más antiguas que se han inventado en el urbanismo especulativo: calificación pura y dura de suelo rústico.

P. ¿Con el Plan General en vigor no se ha producido especulación urbanística?

R. En Madrid se ha especulado a pesar del Plan General, que no es un instrumento todopoderoso: sólo es un tablero de juego. Pueden más las decisiones sobre política hipotecaria o desgravaciones fiscales que todos los planes de urbanismo del mundo. Pero no se ha dado un compromiso real con el Plan General, que tenía instrumentos para haber actuado coercitivamente ante los incumplimientos de los promotores privados. El crecimiento económico que se ha dado en estos años ha tenido una altísima connotación de inversiones especulativas en el sector inmobiliario, donde se ha limpiado mucho dinero negro.

Una ciudad dinámica

P. ¿Qué hicieron entonces los socialistas en el poder autonómico y nacional y en el municipal hasta junio de 1989?

R. Posiblemente todos tengamos la culpa de la especulación. Sin embargo, los fenómenos especulativos, ciertamente perversos, tienen un saldo positivo, en tanto que suponen la recuperación de la vitalidad económica de una gran ciudad. Aunque perverso y perseguible, el fenómeno especulativo es imprescindible en un sistema capitalista, pero compensa por los beneficios obtenidos. Los grandes atascos no son más que la muestra de un mayor bienestar, de una mayor riqueza de los ciudadanos. Recordando el discurso pesimista del crecimiento cero, prefiero enfrentarme con los problemas de una ciudad dinámica, aunque sean muy graves, que con los de una ciudad estancada.

P. Usted siempre habla de difundir la centralidad urbanística desde la ciudad hacia la periferia. ¿Para qué una descentralización de Madrid?

R. La aparición de un Gobierno regional legitimado ha permitido por primera vez entender la región como un territorio que requería de una dirección política. Madrid, desde Felipe II, obedece a una decisión política; es una región voluntariamente inducida. Tan metrópoli es El Escorial como el paseo de la Castellana, los pantanos de la sierra como el Retiro. Pero este tejido metropolitano está mal configurado. Hay un núcleo rico donde están todos los servicios, mientras la periferia carece de ellos. Nuestro objetivo es que esta riqueza se difunda, llegue a todos los rincones.

P. ¿Esta opción parece que rompe con las leyes del mercado?

R. Sí, va contra la ley del mercado, contra las sinergias del mercado. Creo que hay que oponer la lucha por una geografía voluntaria frente a un urbanismo espontáneo. En Valencia o el País Vasco el territorio se ha especializado de manera espontánea. Pero Madrid es un territorio árido, donde lo más importante ha sido su configuración política como capital. Todos sus ciudadanos pueden participar del don de vivir en un área metropolitana mediante una doble estrategia: crear nuevos focos de atracción, como el eje del arroyo Culebro, el parque empresarial de Las Rozas, Tres Cantos, la Universidad Carlos III..., y, al mismo tiempo, acercar a los ciudadanos a los bienes que nunca se podrán trasladar: la Castellana, el Museo del Prado, el cachondeo de la Gran Vía... Madrid es más que Madrid, y no puede acaparar todos los recursos.

"Sería malo que la capital creciera sin control"

J. C. S. Pregunta. ¿El avance de revisión del Plan General de Madrid diseñado por el Ayuntamiento se separa mucho de sus tesis?

Respuesta. Este documento es una regresión respecto al aprobado en 1985. Además se ampara en una retórica muy antigua: vuelve a las fórmulas más caducas del desarrollismo de los años sesenta y recupera la vieja teoría de la ciudad satélite mediante la recalificación del campo como base del negocio inmobiliario. Desde el punto de vista de un proyecto regional es profundamente insolidario. Este avance, además, es una pura finta electoralista.

P. ¿Teme que la ciudad capital crezca sin control, como una mancha de aceite?

R. Eso sería malo. Sólo serviría para agravar los problemas sin resolver. La oferta municipal de levantar una nueva ciudad en el sureste sería volver a repetir los errores del urbanismo concertado. ¿Dónde es más útil y eficaz el crecimiento? Es mejor apoyar el crecimiento de Alcalá de Henares, consolidar Rivas-Vaciamadrid y cimentar el sur de Getafe y Pinto. Mientras tanto, el Ayuntamiento propone extender esa mancha de aceite a Manoteras, Hortaleza y la Moraleja e invadir un espacio que podría ser la Casa de Campo del noreste. Y desmantelar el área industrial de Méndez Álvaro-Arganzuela para transformarla en un gran solar. Esto ya se intentó en 1979 y lo paró el nuevo Ayuntamiento democrático.

Competencia desleal

P. ¿Y por qué se van las industrias de Arganzuela a Castilla-La Mancha?

R. Con todos mis respetos, la política territorial de esa comunidad autónoma es equivocada. Me parecería muy bien que los Incentivos que le proporciona la Comunidad Europea se utilizasen para atraer industrias a Ciudad Real o Toledo y regenerar el tejido industrial de esas ciudades. Pero no me parece legítimo que se apliquen en Illescas o en Azuqueca, saltando la raya de la Comunidad de Madrid. Eso supone una competencia desleal.

P. ¿Sigue siendo pesimista respecto al crecimiento de Madrid?

R. No hay ningún estudio solvente sobre la necesidad de vivienda en Madrid que asegure que se vayan a construir durante los próximos 10 años más de 30.000 viviendas al año. El dinero hay que dedicarlo a cosas más necesarias.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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