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Reportaje:

De la poltrona a la toga

La mayoría de los 20 consejeros del Poder Judicial salientes ha regresado a sus oficios jurídicos

El magistrado José Luis Calvo Cabello, portavoz del anterior Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) -cargo que por ahora no se va a repetir-, se incorporó hace días al Juzgado de lo Penal número 4 de Madrid, y asegura sentirse mejor "como juez" que como gobernador de los jueces durante los últimos cinco años. Calvo no siente el abandono de la poltrona y regresa feliz a su profesión, como la mayoría de los 20 consejeros salientes, de los que sólo se ha colocado Gonzalo Quintero, designado director general de los Servicios Jurídicos del Estado, del Ministerio de Justicia.

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Quintero no ha regresado a su profesión de abogado ni a su cátedra de Derecho Penal en Barcelona y ha optado por la Administración, aunque probablemente perderá dinero. Por su parte, los socialistas valencianos han propuesto a Manuel Peris -por el momento incorporado a su cargo de magistrado- como Sindic de Greuges [cargo equivalente a Defensor del Pueblo] de la Comunidad Valenciana. Son en todo caso las excepciones, porque los demás consejeros, empezando por el presidente Antonio Hernández Gil -que regresa a la abogacía-, vuelven a sus profesiones o se jubilan.El fiscal Antonio GonzálezCuéllar vuelve a la abogacía y a la universidad. Cristina Alberdi se reincorpora a su despacho de abogada. José Augusto de Vega ya ha puesto varias sentencias como magistrado de la Sala Segunda de lo Penal del Tribunal Supremo. Teófilo Ortega ha regresado a la Sala Primera de lo Civil y Pablo García Manzano a la Sala Tercera de lo Contencioso-administrativo. Los demás magistrados se incorporan a diversos tribunales superiores de justicia de Madrid, Barcelona o La Rioja -caso de Valentín de la Iglesia-, el fiscal Juan José Martínez Zato al Tribunal de Cuentas y el catedrático de Derecho Civil Pablo Beltrán de Heredia a la universidad de Salamanca. Por el momento, Beltrán de Heredia no vuelve al escaño del PP, mientras que Pablo Castellano, que era diputado socialista, se presentó a las elecciones y regresó al Parlamento, ahora en Izquierda Unida.

Quedarse sin coche oficial

El caso de Calvo es especialmente significativo. Zaragozano de 46 años, casado y con dos hijos de 18 y 16 años, José Luis Calvo, que fue reclutado por el PSOE para el anterior CGPJ cuando era magistrado de la Audiencia Territorial de Baleares y especialista en jurisdicción de menores, pasa ahora a la primera fila de la justicia penal, a uno de los nuevos juzgados creados por la llamada reforma Múgica para separar la función de instruir y juzgar. Calvo ya ha celebrado bastantes juicios, pero en los ratos libres estudia para conocer mejor el derecho penal. No añora el cargo de vocal del CGPJ y soporta "con absoluta normalidad" la pérdida del coche oficial, "quizás porque nunca estuve convencido de tenerlo", explica.En el grupo parlamentario socialista se quejan de que Calvo, entre otros vocales, no fue fiel a la confianza que se depositó en él a través de la elección para el CGPJ. "Lo que depositó en mí el Parlamento fue una responsabilidad, a la que creo haber sido absolutamente fiel", dice circunspecto. Desde el PSOE le acusan también de que defendió demasiado a los jueces. En concreto, no gustaron nada sus votos particulares contra las condenas morales a los jueces de Extremadura que polemizaron con el presidente de la junta por el asunto de las expropiaciones. "A los jueces los he defendido cuando correspondía hacerlo, y el caso de Extremadura era una de las más claras confrontaciones entre el poder ejecutivo y el judicial, que no podía resolverse por el Consejo a favor del ejecutivo", explica.

"Lo injusto es lo otro" Calvo sabe que los ex consejeros del poder judicial no tienen derecho a ningún complemento retributivo, a diferencia del vitalicio de director general que se ha intentado regalar a los parlamentarios que regresan a la Administración tras su mandato. No tiene conciencia de ningún agravio comparativo, porque lo injusto", dice, "es lo otro". Niega que los cinco años de permanencia en el Consejo hayan sido para él un lustro sabático o la estancia en un balneario, aunque si se le pregunta por otros compañeros del CGPJ es menos tajante. "No tan no", contesta.

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El ex portavoz considera positiva la actuación del CGPJ, si bien estima necesario, tras sus cinco años de experiencia, "controlar la selección de los jueces, intervenir en los presupuestos de Justicia y evitar la dispersión de competencias entre el ministerio y el consejo sobre la oficina judicial". El espectáculo reciente del pacto político para la elección de los 20 vocales y el presidente del nuevo CGPJ lo contempló Calvo "con preocupación". "Tengo la impresión", dice, "de que no se ha tratado con cuidado la elección parlamentaria, que puede resultar perjudicada por su indebida aplicación".

Calvo sustituyó a Martínez Zato como portavoz, cargo que le ha aportado "el convencimiento cada día mayor de que la verdad es pieza insustituible en la democracia, y por tanto, que la transparencia es un criterio obligado de trabajo". De la Prensa sólo guarda una queja: "Algunos titulares no respondieron, quizás para lograr un mayor impacto, al contenido de la información. Ésta era veraz y aquellos no".

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