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La guerra de la química en Italia provoca la ruptura entre la estatal ENI y Montedison

Juan Arias

La llamada guerra de la química ha acabado con un divorcio entre el Ente Nacional de Energía (ENl), en manos del Estado, y Montedison, al haberse disuelto la sociedad Enimont, que habría constituido el gran polo químico público-privado de este país y uno de los más importantes de Europa. El artífice de la entrada del privado en la química italiana había sido el empresario Raúl Gardini.

Gardini, el hombre de confianza de la familia Ferruzzi, había adquirido el 40% de la química del ENI, el cual se quedaba a su vez con otro 40%, mientras que el 20% restante se lo dividían algunos accionistas extranjeros amigos de Gardini.El matrimonio Enimont, es decir el abrazo entre Gardini y el Estado, había acabado en una verdadera guerra en los últimos meses, hasta el punto de que el ENI ha acabado poniendo un ultimátum: o Gardim compraba el 40% del ENI o éste habría recuperado las acciones recuperadas a Gardini. La Montedison estaba dispuesta a comprar, pero al final la sorpresa: Gardini ha vendido todo al ENI, ha dado la espantada y hasta ha dimitido amargado de todos los cargos que tenía en la Ferruzzi y en Confindustría (patronal). La amargura de Gardini es que, según él, el ENI le ha puesto un precio que sabía muy bien que le era imposible pagar, teniendo en cuenta que la Montedison se hallaba ya en una situación financiera crítica. Al revés, sus enemigos cuchicheaban que Gardini, para hacer frente a su situación financiera negativa, había provocado él mismo la guerra para poder vender y llevarse a casa ese pellizco de 280.000 millones de pesetas, que es lo que tiene que pagar el ENI a Montedison por sus acciones.

El hombre de la Montedison ha dado a entender que no piensa actuar ahora en empresas nacionales, mientras que la familia Ferruzzi se ha limitado a comentar que aún no entiende bien lo que ha querido indicar Gardini, que es una de las estrellas de la industria privada de este país, y hombre de confianza hasta ahora de la familia Ferruzzi. Las reacciones políticas y sindicales al divorcio entre Montedison y el ENI han sido muy diversas. Los socialistas han demostrado satisfacción por el hecho de que la química "vuelve ahora al ámbito público", afirmando que así se podrá crear un polo químico verdaderamente internacional. Menos satisfechos aparecían ayer liberales y republicanos quienes, lo mismo que el presidente de la patronal, Sergio Pininfarina, han subrayado que se ha perdido "la gran ocasión" de crear un importante polo químico de envergadura mundial "todo privado".

Según el secretario general del sindicato más grande del país, el CGIL, Bruno Trentin, esta solución salomónica ha sido mejor que no el caos en que vivía la química, y ha añadido que ahora el ENI debe encontrar enseguida otros socios extranjeros.

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