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El siervo del Señor ha vuelto

Los melillenses temen que el regreso de Sidi Driss vuelva a plantear la españolidad de Melilla

Nadie está contento en Melilla. Los melillenses denuncian la llegada masiva de "moros" y temen que la vuelta del líder religioso musulmán Sidi Driss Abdelkader, ausente desde que en 1987 fuese acusado de un delito de sedición, sea una maniobra del Gobierno marroquí para volver a cuestionar la españolidad de la plaza. Los musulmanes residentes juran que la discriminación aún habita entre ellos; el delegado del Gobierno está desencantado y la ultraderecha, que allí encuentra el mejor abono entre el miedo y la desilusión, apunta a socialistas y marroquíes como origen de todos los males.

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Sidi Driss ha vuelto a tomar té junto a la Cañada de la Muerte. El líder religioso que, junto con Aomar Dudú, dirigió el colectivo musulmán en las refriegas provocadas en 1987 por la Ley de Extranjería, ha regresado después de cuatro años de suave exilio en Marruecos.Melilla es hoy -lo ha sido siempre en mayor o menor medida- un juego de equilibrios, un rompecabezas desordenado en el que algunas de sus piezas, lejos de encajar, se arañan entre sí. La convivencia entre musulmanes y cristianos, españoles todos, tiene mucho que ver con aquella copla antigua: "Ni contigo ni sin tí tienen mis males remedio, contigo porque me matas y sin tí porque me muero...".

Musulmanas son las mujeres que friegan las casas melillenses, que surten los numerosos clubes nocturnos de la plaza o que compran en tiendas españolas las galletas y el zumo de naranja que, después de cumplir los allí diarios y rutinarios trámites del contrabando, son vendidos en Nador, a pocos kilómetros de la frontera. Y musulmana también es, según los cristianos, la siempre presente amenaza de la marroquinización de Melilla.

Ahora, casi cuatro años después de los enfrentamientos entre musulmanes y cristianos, el ambiente ha vuelto a enrarecerse. Los cristianos de a pie denuncian que "cada día hay más moros", la suciedad de las calles va en aumento y la inseguridad, fenómeno desconocido en la plaza africana hasta ahora, ha empezado a formar parte de la cotidianidad de Melilla.

El delegado del Gobierno, el socialista Manuel Céspedes, asegura, sin embargo, que el porcentaje de rifeños en Melilla se ha mantenido invariable a través de los años. Ahora, de 62.569 habitantes de derecho, 17.027 son musulmanes.

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A pesar de los datos oficiales, los ultraderechistas del Partido Nacionalista de Melilla (PNM) han iniciado una campaña destinada a desacreditar la labor de los dirigentes socialistas y a alertar sobre 1a amenaza mora". Culpan a Céspedes de haber regularizado la situación de la población musulmana -en la. actualidad sólo están por nacionalizar algo más (le 1.000 personas con problemas para probar su españolidad- y (le prestar mayor atención a la comunidad musulmana. Los radicales creen, además, que los 32.000 millones de pesetas que el Estado está invirtiendo en obras públicas son "mentiras electoralistas".Los cristianos temen ahora que la vuelta de Sidi Dris Abdelkader (en musulmán, el siervo del Señor) despierte el fantasma (le la marroquinización de Melilla y prepare el regreso de Aomar Dudu, al que los dos colectivos dicen odiar.

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