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Tribuna
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Contestador

En una de sus sabrosas crónicas, Juan Arias contaba desde Roma que el Vaticano ha sucumbido a la irresistible tentación del contestador automático. Ahora se puede activar la voz políglota del Sumo Pontífice, quien, a través de su auricular blanco, transmite el mensaje pastoral desde cualquier punto del planeta para ingresar dinero y salir de sus apuros económicos.He probado este contestador y, sobre unos airosos compases de marcha polonesa, he escuchado la voz diáfana de Juan Pablo II.

Dijo que la Iglesia busca la paz por la penitencia y el diálogo, y no por las armas, y añadió que la humanidad formamos una gran familia. Apenas pronunciada esta palabra, el Papa enmudeció, sonaron tres pitidos anunciadores y entonces supuse que había llegado mi oportunidad para dejar grabada la pregunta que más inquieta al mundo entero: ¿qué piensa Su Santidad de la Invasión iraquí del territorio de Kuwait, y qué clase de diálogo es aconsejable para evitar que los vehículos, incluido el papamóvil, se queden sin una gota de petróleo?

El Papa no dio señales de vida acústica. Otra voz, con un timbre como de¡ más allá, le había sustituido: "¡Han escuchado al Santo Padre, hasta pronto!", dijo.

Colgaron y sentí la decepción de¡ estafado. Llamé a la operadora de Telefónica para averiguar el importe de mi ingenua llamada. La señorita me advirtió que estos números especiales salen carísimos. Hace algún tiempo, una empresa australiana ofrecía un maravilloso horóscopo leído por un canguro adivino parlante que cobraba 40 pesetas por segundo, pues los pasos telefónicos de números especiales se ponen al galope y no hay forma de pararlos. El negocio fue un éxito hasta que llegaron unas facturas ruinosas.

Con todos los respetos, y sin ser el timo de la estampita, sospecho que el contestador papal podría andarle muy cerca.

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