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Irak envía 30.000 soldados a la frontera kuwaití en vísperas de la reunión de la OPEP

El Gobierno de Irak ha enviado en las últimas horas a su línea fronteriza con Kuwait 30.000 de sus mejores hombres, pertrechados con misiles tierra-tierra y carros de combate, según una información publicada ayer por el diario estadounidense The Washington Post. Las maniobras se producen en vísperas de la importante reunión en Ginebra de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) que comienza mañana.

Simultáneamente a la decisión militar del régimen de Sadam Husein, la Administración de EE UU ha decretado el estado de alerta en la flota de siete navíos de guerra que mantiene en aguas del golfo Pérsico.

El despliege militar iraquí, que tiene el ejército más poderoso de la zona, obedece, al decir de expertos occidentales, más a una operación táctica de intimidación política que a un movimiento estratégico previo a una acción armada. Un grupo de agregados militares occidentales, autorizado para estudiar los desplazamientos de tropas a lo largo de la línea divisoria entre los dos países durante el fin de semana, confirmó que no se observaba sobre el terreno ni material de aprovisionamiento ni elementos logísticos necesarios en caso de una guerra.

Algunos expertos occidentales consideran que Irak pretende con tal demostración de poder militar intimidar de tal forma a los kuwaitíes que éstos accedan en la reunión de la OPEP en Ginebra a no perjudicar las exportaciones petroleras iraquíes, único medio que tiene Irak para sufragar la deuda de 45.000 millones de dólares contraída durante su larga guerra contra Irán.

El petróleo parece ser la clave de este nuevo contencioso en la región del golfo Pérsico, de modo que las acusaciones entre Irak y Kuwait comenzaron cuando este último país decidió rebajar el precio del barril de petróleo a 14 dólares, pese a las instrucciones de la OPEP. En Ginebra se discutirá la producción y los precios.

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En medio de los movimientos de tropas, la actividad diplomática para mediar en el conflicto no cesa. El presidente de Egipto, Mohamed Hosni Mubarak, realizó ayer una visita inesperada a Irak, Kuwait y Arabia Saudí para examinar los "medios de mejorar la atmósfera árabe y poner fin al conflicto entre Irak y Kuwait". En su entrevista con el líder iraquí, Sadam Husein, en Bagdad, Mubarak expresó el deseo de que ambas partes se sienten juntas en la mesa de negociaciones, en presencia de Egipto o de otro país", para poner fin al enfrentamiento. Con respecto a la información publicada el lunes por la agencia kuwaití de noticias Kuna sobre un plan egipcio de mediación en cuatro puntos, el rais desmintió categóricamente su existencia.

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