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Declarada nula la donación que hizo un agricultor de Teruel a una familia leonesa

La Audiencia Provincial de Teruel ha declarado nula la donación que Tomás Daudén, un agricultor jubilado de Monteagudo del Castillo (Teruel), hizo el año pasado de sus tierras, casas y vacas a una familia leonesa para que las atendiera. El tribunal considera que carece de valor dicha donación, realizada en un simple papel firmado por el juez de paz del pueblo, al no haberse otorgado en escritura pública ante notario, según prevé la legislación vigente.

En la sentencia, sin embargo, se dice que Tomás tenía la libre voluntad de donar sus bienes, "expresada con machacona insistencia en los medios de comunicación". El tribunal deja abierta la posibilidad de presentar una demanda para que Daudén indemnice a la familia de José Luis Gómez y María del Carmen, con cuatro hijos de corta edad, por los daños y perjuicios causados, y le condena al pago de las costas del juicio de primera instancia "por su temeridad y mala fé".La historia se inició hace dos años. Tomás Daudén, un agricultor de 66 años, jubilado y soltero, ofreció a través de los medios de comunicación sus 40 vacas, decenas de hectáreas de terreno y tres casas a una o varias familias que quisieran ir a su pueblo, Monteagudo del Castillo. Su intención con este ofrecimiento era "dar empuje al pueblo" y que se abriera la escuela. Antes había ofrecido sus propiedades a la Cruz Roja y al Gobierno aragonés, pero nadie se interesó, por lo que en verano de 1988 escribió una carta a los periódicos.

Pronto comenzaron a llegar las solicitudes a Monteagudo, pero Tomás había dicho: "La familia que venga tiene que gustarme, tengo que verla antes de aceptarla". Los apenas 50 habitantes de Monteagudo vieron desfilar con cierto escepticismo, por las calles del pueblo, familias enteras atraídas por el inusual anuncio de Tomás. El matrimonio leonés, formado por José Luis Gómez y María del Carmen, con cuatro hijos de doce a tres años, comenzó a cartearse con Tomás en agosto de 1988. Llegaron a Monteagudo en febrero de 1989, y el 11 de abril de ese año Tomás hizo entrega de todos sus bienes mediante un simple escrito refrendado únicamente por el juez de paz del pueblo. Al principio todo fue bien, hasta que con el paso del tiempo la convivencia entre la familia y Tomás se fue deteriorando paulatinamente. Hubo acusaciones mutuas, y una mañana el jubilado agricultor enfiló el camino de Teruel, abandonó sus tierras para vivir en la capital.

Vagó por las calles, comía en la Cruz Roja y dormía en una modesta pensión. Tomás acusó a la familia leonesa de vender sus vacas y de dilapidar su patrimonio. De los insultos y acusaciones nasaron a los tribunales.TemeridadEl último fallo permitirá a Tomás recuperar sus bienes, aunque la Audiencia le acusa de temeridad y de obrar de mala fe, y le condena a indemnizar a la familia leonesa por daños y perjuicios.A la hora de la indemnización habrá de tenerse en cuenta, según el abogado de Tomás, que cuando llegaron los Gómez el agricultor tenía 40 vacas y una cosecha valoradas en unos cuatro millones de pesetas, y que cuando se planteó la primera denuncia sólo quedaban cuatro vacas. Por la cabeza de Tomás, que en 1959 se fue a Francia, ya bullen nuevas ideas para empujar a Monteagudo, como donar sus bienes a los niños españoles que emigraron a Rusia.

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