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El Gobierno chileno pide a los militares datos sobre las matanzas de Pisagua

El horror colectivo que provocó el hallazgo de los cuerpos de las víctimas de la represión posterior al golpe militar de 1973 en el campo de detenidos de Pisagua ha convulsionado el ambiente político chileno. Los familiares de los fusilados y partidos de la izquierda piden la renuncia del actual jefe del Ejército y ex dictador, general Augusto Pinochet. El ministro de Defensa, Patricio Rojas, en una ronda de conversaciones con los jefes de las Fuerzas Armadas, les pidió que aporten los antecedentes que tengan sobre las ejecuciones de prisioneros de Pisagua.

Al término de la entrevista que tuvo con Rojas, el general Augusto Pinochet no quiso hacer declaraciones. El ex dictador dijo que desconocía los hechos de Pisagua, y se comprometió a indagar e informar al Gobierno, según el diario La Época.El Gobierno se está moviendo con cautela frente a los militares. Quienes están cerca del Ejército ven una táctica de desprestigio contra esta institución, destinada a remover a Pinochet, y critican que se ignore el clima de enfrentamiento previo al golpe militar. "No hay una campaña contra Pinochet", afirmó el ministro del Interior, Enrique Krauss, sino "la constatación de hechos que el país sabía, intuía, pero que hoy lamentablemente se están comprobando".

El presidente de la república, Patricio Aylwin, se reunió con la jerarquía de la Iglesia católica y lo está haciendo con todos los partidos. La derecha parece hoy dividida entre quienes piden "la verdad completa" y quienes han dicho que lo único reprobable en los sucesos de Pisagua es que no se entregaran los cuerpos a los familiares.

Acuerdo fracasado

El hallazgo hizo naufragar un acuerdo de diputados de todo el espectro político, que proponía no investigar delitos menores de violación de los derechos humanos y rebajas a las condenas de presos políticos.El juez especial investigador del caso tenía previsto entregar ayer en Iquique, la ciudad más próxima a Pisagua, los primeros 12 cuerpos identificados a sus parientes para que, por fin, después de casi 17 años, puedan sepultarlos. "Estoy feliz. Al fin lo he recuperado", dijo Baldramina Flores, quien reconoció en el depósito de cadáveres a su hijo Humberto Lizardi, fusilado en 1973.

En una marcha qué realizaron ayer en Santiago las organizaciones defensoras de los derechos humanos, su principal consigna fue pedir la renuncia del general Pinochet. Llamamientos semejantes formularon los partidos socialista y comunista.

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El jefe de la policía civil de Investigaciones, general retirado Horacio Toro, afirmó que según los principios militares, Pinochet es "moralmente responsable", supiera o no lo que ocurrió en Pisagua, y debe renunciar. La necesidad de dimisión del general es compartida por ex prisioneros de Pisagua.

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