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HACÍA UNA NUEVA EUROPA

600.000 checoslovacos piden en Praga que Dubcek sea su nuevo presidente

Berna González Harbour

BERNA G. HARBOUR ENVIADA ESPECIAL "Dubcek al castillo" fue ayer el grito de 600.000 checoslovacos que aclamaron de nuevo al que fuera líder del experimento reformista conocido como la primavera de Praga, aplastado en agosto de 1968 por los carros de combate del Pacto de Varsovia. Dubcek ha vuelto a la escena política de su país con el mágico pasaporte del carisma.

Vecinos de Praga y campesinos llegados a la capital para celebrar la caída de Jakes y comprometerse en el cambio total del sistema gritaron pidiendo que el veterano dirigente, que hoy cumple 68 años, ocupe el palacio presidencial del Hradshin, habitado todavía por Gustav Husak.

El Comité Central del Partido Comunista Checoslovaco se reunió de nuevo ayer por la noche en sesión extraordinaria para debaúr sobre el masivo rechazo popular que han recibido sus acuerdos del viernes pasado, que cambiaron los nombres de la cúpula del poder sin que ello haya supuesto una ruptura total y democrática de la dirección comunista.

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"Tienen que desaparecer de la vida pública todos los responsables de la devastación humana, cultural y económica de este país", declaró Dubcek. Este pronunció su discurso más duro desde su reaparición pública la pasada semana, tras su reclusión en Bratislava y la persecución a que le sometió el régimen durante más de 20 años.

El primer ministro, Ladislav Adamec, se distanció ayer de la dirección de su partido y se reunió con líderes del opositor Foro Cívico. Adamec fue abucheado por las masas cuando aludió a la huelga general convocada para hoy para pedir que se limite a acciones simbólicas que no perjudiquen a la economía.

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Dubcek exigió el fin del régimen surgido en 1968. "Hay que revocar las lecciones de los años de crisis, 1968 y 1969", manifestó entre aplausos y gritos, refiriéndose al documento básico de la normalización con el que se legitimó en 1970 la purga de medio millón de comunistas y la liquidación de todas las reformas liberalizadoras emprendidas en la primavera de Praga.

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Adamec inicia la negociación con el Foro Cívico

Viene de la primera páginaLos aplausos a Alexander Dubcek, las peticiones de que se convierta en presidente de la Repúblic a, eran interminables y procedían de toda Praga. Ya que no sólo los presentes en la plaza de Letna, normalmente destinada a desfiles militares, le aclamaban y gritaban.

Cientos de ciudadanos dispersos por las calles de la capital checoslovaca le observaban en los televisores que se han colocado en bares, estaciones de metro, escaparates y ventanas y que recogen en directo los actos más importantes. Los espectadores soiitarios también aplaudían ante la inerte pantalla mientras y recibían té gratuito ofrecido por los bares y restaurantes para calmar el frío que acompaña estos días a la revolución.

No tuvo la misma acogida, sin embargo, Ladislav Adamec, el primer ministro dimisionario que tomó ayer protagonismo entre la oposición al iniciar las negocia ciones con el Foro Cívico. Si bien fue recibido con aplausos al pre sertarse, sólo recibió abucheos al manifestar lo siguiente: "Que dan pocas horas para la huelga, y sólo pido que dure lo menos posible para que no haga daño a la economía nacional". A esto respondió Vaclav Maly, sacerdote católico y portavoz del Foro Cívico: "Nuestro objetivo no es diezmar la economía, sino demostrar la voluntad y convicción del pueblo de que el país necesita un sistema dernocrático".

Si algo tuvo claro la oposición desde que se hizo público, el sábado, la nueva dirección comunista tras la caída de Jakes, es que la huelga de dos horas convocada para hoy sigue en pie.

Exigencias de la oposición

Ayer, portavoces del Foro Cívico transmitieron su lista de reivindicaciones a Adamec, con quien continuarán la negociación mañana: la dirnisión de todos los miembros de la dirección directamente implicados en la represión de 1968; la constitución de una comisión de investigación sobre la represión violenta de las manifestaciones, en la que ellos tengan sus representantes y la liberación de todos los presos de conciencia. Este último punto comenzó ayer a hacerse realidad al ser liberados seis de los más importantes presos políticos.

El primer ministro, que se reunió por la mañana con varios representantes del Foro Cívico, entre ellos Vaclav Havel, y del Frente Nacional (agrupación de los partidos oficiales), se mostró satisfecho con este primer contacto. "Hay que pasar por alto las incompresiones y las divergencias y unirnos en los puntos comunes", declaró.

También ayer se reunieron en Praga, por primera vez en los últimos anos, ex altos dirigentes comunistas con miembros del actual Gobierno. Los reunidos fueron los miembros de la organizacíón Obroda (Renacimiento) con varios miembros del Gobierno.

A la huelga de hoy, que se ha convertido ya en referéndum político sobre los cambios en Checoslovaquia, se ha sumado ya casi un millar de empresas, además de la totalidad del sector de la enseñanza, intelectuales, artistas y parte de la Prensa oficial.

La rebelión iniciada el sábado ente los comunistas de Praga contra la nueva dirección del partido, en la que han permanecido los elementos más neoestalistas y aliados de Jakes como Miroslav Stepan y Miroslav Zavadil, mientras tanto, se extendían ayer en cadena en todos los órganos por debajo del comité central.

Se sucedieron las sesiones extraordinarias del comité central de los comunistas de Eslovaquia, en Bratislava, además de otras reuniones de los órganos de regiones, distritos y locales.

Todos piden la revisión de los acontecimientos de 1968, la evaluación de la grave situación actual y la convocatoria urgente de un congreso extraordinario del partido.

El comité central tenia previsto iniciar anoche su segundo pleno extraordinario en tres días. Tras el rechazo multitudinarlo por parte de opositores y comunistas a la dirección nombrada en la madrugada del sábado, la nueva reunión fue convocada para estudiar otra fórmula. Stepan, que además de miembro del Presidium era hasta ayer jefe del partido en Praga, se vio obligado a dimitir por las presiones de los delegados de la capital. Al igual que Zavadil, jefe de los sindicatos además de miembro del Presidium, cuyo cargo, según fuentes no oficiales, se ha puesto también a disposición del comité central.

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Sobre la firma

Berna González Harbour
Presenta ¿Qué estás leyendo?, el podcast de libros de EL PAÍS. Escribe en Cultura y en Babelia. Es columnista en Opinión y analista de ‘Hoy por Hoy’. Ha sido enviada en zonas en conflicto, corresponsal en Moscú y subdirectora en varias áreas. Premio Dashiell Hammett por 'El sueño de la razón', su último libro es ‘Goya en el país de los garrotazos’.

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