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EL ESTE CAMBIA

Gdlian: "Estamos desenmascarando al poder corrupto"

El fiscal que investigó el caso de la 'mafia uzbeka', acusado de calumnias

"Estamos desesmascarando al poder corrupto en los diferentes niveles del sistema", afirma Telman Gdlian, el fiscal rojo de la URSS, en una conversación con EL PAÍS en la que califica de "engaño a la opinión pública" la investigación que la justicia soviética hizo sobre presuntos sobornos de Egor Ligachov, miembro del Politburó. Según Gdlian, un amplio número de ex dirigentes formarían parte de una red mafiosa cuyos hilos convergen en Moscú.

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Gdlian, el fiscal que investigó el caso de la mafia uzbeka, ha sido acusado en el último pleno del Comité Central del partido comunista soviético (PCUS) de calumniar a Ligachov. Y no sólo eso. La fiscalía le ha abierto a él y a Nikolai Ivanov, ambos elegidos diputados en las últimas elecciones parlamentarias, una causa criminal por presuntos abusos durante sus investigaciones, que han culminado con la condena de una serie de altos funcionarios, entre los que destacan Yuri Churbanov, yerno de Leonid Breznev y ex viceministro del Interior, y Normanjanmadi Judaiberdiev, ex primer ministro de Uzbekistán."Es verdad que nos estamos comportando mal. Horriblemente mal", dice el fiscal, sonriendo y echando bocanadas de humo. "Sí, porque estamos desenmascarando al poder corrupto en los diferentes niveles del sistema administrativo autoritario formado en las décadas anteriores".

Gdlian explica que sus investigaciones abarcaron las últimas dos décadas, años en que parecería que se había debilitado este sistema autoritario. Sin embargo, la corrupción adquirió "dimensiones gigantescas" en estos años.

El fiscal advierte que "continuaremos desenmascarando a estos elementos corruptos", que no piensa "mejorar su conducta", que se defenderá "hasta la última bala". "Nuestro camino lo elegimos en 1983. Nos atacan porque permanecemos fieles a este camino. Hemos logrado ocupar una cabeza de puente y esperamos poder resistir hasta que lleguen los rojos", dice riendo.

Que Gdlian es rojo, no cabe duda. Comunista convencido, se define como ortodoxo. Como su nombre de pila, Telman, que lleva en honor del comunista alemán Ernt Thalmann. Y él ha dado a su hijo el nombre de Martin, en honor a Martin Luter King, y el de Angela a su hija, en honor a Angela Davis. Su libro de cabecera es un tomo de Lenin, y le gusta citar al padre del bolchevismo.

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"El fiscal general, Alexandr Sujarev, y el vicefiscal VIadirnir Kravtsev están hoy al servicio de los elementos corruptos del Comité Central del PCUS y no de los auténticos intereses de la sociedad. Nuestra sociedad, que está enferma, necesita medicinas. Pero lo que dan los Sujarev, los Kravtsev y los que están tras ellos es veneno", añade.

Para este armenio nacido en Georgia y educado en Rusia, esta gente "pertenece al pasado". Ella protege "los intereses mercantiles del grupo moscovita de concusionarios, que , es el más peligroso del país". Según el diputado, todos los hilos de los cohechos conducen a la capital.

Hay dos posibles interpretaciones, según Gdlian, al hecho de que la fiscalía haya declarado inocente a Ligachov. Primero, ya se habría decidido librarse de este político. Pero como en el PCUS es tradición que los altos dirigentes se jubilen con honores, había que "limpiar a Ligachov para en el momento propicio jubilarlo y romper así este nudo gordiano". Ligachov hoy "no cuenta con la confianza del pueblo ni de los miembros del PCUS, a excepción del aparato derechista", porque actualmente ,les portavoz de los intereses de los círculos reaccionarios del PCUS".

O, segundo, se refuerza el "ala derechista del PCUS" y la presión que ésta ejerce sobre el sistema político, y particularmente sobre el judicial, da sus frutos. Es decir, que "puede significar un fortalecimiento de las posiciones de Ligachov y de su equipo". De ser esta hipótesis correcta, "enfrentamos una gran amenaza, porque las fuerzas conservadoras pueden prevalecer y regresar a un sistema dictatorial de Gobierno".

Incitar a la huelga

Gdlian acusa a Ligachov de haber incitado a las huelgas en el último viaje que hizo a Uzbekistán este año. "Él y las fuerzas reaccionarias están interesadas en la desestabilización, porque ella les permite pedir ayuda del Ejército y recurrir a la fuerza", explica.

Sobre la absolución de Ligachov, comenta que no puede estar de acuerdo en que es el producto de una investigación "meticulosa y profunda" de la fiscalía. "No es una investigación lo que han hecho, es un engaño a la opinión pública. Porque ¿de qué interrogatorio se puede hablar cuando un representante de la fiscalía va con las piernas temblorosas al despacho de Ligachov? Ya al llegar debe toparse con los guardias del KGB, que le abren el ascensor con llave y lo conducen adonde el miembro del Politburó. Y yo sospecho que allí no se tocó el tema de la culpabilidad o la inocencia de éste, sino que más bien se habló del programa alimentario y de la agricultura, de la que con tan poco éxito se ocupa Ligachov. Fracasó siendo responsable de ideología y antes, cuando se ocupaba de los cuadros. Y ahora también fracasará en este último frente, que es el más importante", pronostica Gdlian.

Gdlian sostiene que no es serio tratar de convencer a la gente de la inocencia de Ligachov citando a los que viajaron con Ligachov en 1984 al XVI Pleno del Partido Comunista de Uzbekistán (PCUz), porque se trata de gente de su confianza.

El decimosexto pleno de los comunistas uzbekos pasó a la historia porque en él "se produjo la total consolidación del grupo mafioso de Uzbekistán en el partido", explica Gdlian. "Se fortaleció el poder de Inamzhon Usmanjodzhaiev, primer secretario del PCUS; de Normanjanmadi Judaiberdiyev, primer ministro, hoy condenado; de Akil Salimov, presidente uzbeko; del secretario del Comité Central del PCUS, Rano Abdulaieva; del jefedel departamento de organización del PCUz, Gueorgui Orlov, y de una serie de primeros secretarios provinciales. Todos ellos fueron arrestados después por nosotros y reconocieron su culpa y sus relaciones delictivas no sólo en Uzbekistán, sino también con una serie de dirigentes de Moscú".

Según Gdlian, en el equipo de Ligachov que preparó el pleno uzbeko se hallaban Ishkov, Konstantin Moguilnichenko, Ponomariov y Victor Smirnov. Este último era jefe de sector del PCUS encargado de supervisar la región asiática de la URSS y después pasó a ser segundo secretario del partido comunista moldavo. Acusado y encarcelado, hace poco fue liberado, pero la Comisión del Soviet Supremo que investiga el caso de Gdlian e Ivanov considera que se debe reabrir la causa contra él.

Entre los peces gordos que estarían implicados en el caso de corrupción investigado por Gdlian figuran también ex miembros del Comité Central del PCUS, como Gueidar Aliev, Mijail Solomentsev, Victor Grishin, Grigori Romanov, Ivan Kapitonov. La fiscalia no ha procesado a ninguno y, por el contrario, últimamente ha dejado en libertad a "siete gigantes del soborno": a los ya citados Salimov y Smirnov, a Timofei Osetrov, segundo secretario del PCUS, "mano derecha de Sharaf Rashidov y cercano colaborador de Ligachov"; a Nazir Radzhabov, jefe del partido en Samarcanda; a Bektash Rajimov, viceprimer ministro de Uzbekistán; Aslan Rusmetov y Jandam Umarov.

El KGB

Gdlian niega estar en contra del KGB. Dice que fue el KGB el que estuvo al inicio de las investigaciones contra la mafia uzbeka. Después de que la investigación fuera traspasada a la fiscalía y que él se hiciera cargo de ella, "cuando aún vivía Rashidov, a través de los protectores que tenía en el Comité Central, se vengaron del presidente y vicepresidente del KGB uzbeko, librándose de ellos".

Considera que la mayoría de los funcionarios del KGB comparten sus posiciones, pero que debido a la rígida disciplina que impera en este organismo no pueden decirlo. En todo caso, "no pueden compartir" la opinión de Vladimir Kriuchkov, presidente del KGB, quien "cometió un acto amoral" al firmar las conclusiones en contra de Gdlian e Ivanov.

Gdlian acusa a Boris Pugo, jefe de la Comisión de Control del PCUS, de haber dado la señal para comenzar a difamarlos. "Han usado la Prensa para enlodarnos", asegura. Aunque en Uzbekistán habían ofrecido por su cabeza 150.000 rublos y a partir de 1984 tanto él como Ivanov periódicamente han recibido amenazas, nunca han tenido protección. Se lo pidieron a la fiscalía y al KGB, pero éste contestó que "no tenían posibilidad de hacerlo". "Los dirigentes no están interesados en protegernos, añade. Se dice que ha sacado a Occidente documentos comprometedores contra algunos dirigentes o ex dirigentes. "Tenemos este tipo de documentos y puedo asegurarle que están en lugar seguro".

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