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Interior descarta que la explosión que mató a ocho personas en Alicante haya sido un atentado

El portavoz oficial del Ministerio del Interior, Agustín Valladolid, descartó anoche a este periódico que la explosión que mató a ocho personas en el hipermercado Pryca de San Juan (Alicante) e hirió a otras 24 haya sido un atentado. El estallido se debió a una carga de cohetes para una boda que transportaba en su turismo el hijo del propietario de la empresa de pirotecnia La Levantina, según la versión del departamento. Dicha firma había sido clausurada después de que sufriese un accidente el pasado día 1. La coincidencia con varias llamadas que anunciaban en nombre de ETA un atentado en un monasterio próximo hizo que durante un par de horas se pensase que el suceso se debía a una acción criminal de la banda armada.La explosión se produjo sobre las 20.30 en el aparcamiento del centro comercial cuando se encontraban realizando sus compras unas 2.000 personas, muchas de ellas mujeres y niños. El vehículo, en el que iba cargada una cantidad aún no precisada de cohetes, era un Peugeot 205 con matrícula de Alicante 8041AJ, que había sido estacionado a unos 30 metros de la entrada principal del hipermercado. En el coche viajaban Antonio Joaquín Rigal Vicó, de 22 años, hijo del propietario de La Levantina, con dos amigos. Al parecer, los jóvenes se detuvieron en Pryca para hacer unas compras.Por causas aún desconocidas, el cargamento de cohetes hizo explosión. Rigal y uno de sus acompañantes fallecieron en el acto, mientras que el tercer ocupante, que se hallaba fuera del automóvil, quedó conmocionado y con un fuerte choque, por lo que aún no ha podido aclarar a la policía lo sucedido. El propietario de la empresa de pirotecnia prestaba anoche declaración a la Guardia Civil de Alicante.

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Media hora antes de la explosión, un comunicante había anunciado en nombre de ETA en llamadas telefónicas a los diarios La Verdad e Información que un artefacto iba a estallar 20 minutos después en el monasterio de monjas de clausura del Santuario de la Santa Faz, distante unos dos kilómetros del hipermercado. En el mismo monasterio y en el puesto de la Guardia Civil de Torrevieja se recibieron llamadas similares.

Cuando efectivos de Seguridad del Estado se dirigían al lugar, se produjo el siniestro estas llamadas, unidas a la falta de datos sobre lo sucedido, hizo que durante dos horas se barajase la posibilidad de un atentado de ETA con coche-bomba. Incluso, fuentes de la Guardia Civil llegaron a afirmar que en el automóvil había sido colocada una carga de entre 10 y 15 kilos de amonal y que al turismo le habían sido cambiadas las placas de matrícula, informa Menchu Illán.

Un análisis más detallado permitió descubrir entre los restos del Peugeot 205 trozos de cohete y de las cañas que éstos suelen llevar, según señaló a este periódico el general de la Guardia Civil Germán Corral.

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Relación de víctimas

Los fallecidos en el siniestro, según la relación facilitada por el Gobierno Civil de Alicante, son: María José Juan Ripoll, de 51 años; Francisco José Romera Cañete, de 24; Ana María Carrasco García, de 3 1; su hija Patricia Antonla Albero Carrasco, de 2; Andrés de Castro Contreras, de 27; Vanesa González Tendero, de 6; el conductor del vehículo que cargaba los cohetes, Antonio Joaquín Rigal Vicó, de 22, y José Muñoz Molina, que al parecer acompañaba a éste último.

En el Hospital General de Alicante, permanecían ingresados a primera hora de la madrugada de hoy en estado muy grave Julia Muñoz Contreras, a quien se le había amputado una pierna, y Ana Alcántara, que tenía quemado el 70% de su cuerpo. En el mismo centro quedaron en observación María Rodríguez García, María José Llorca Juan, Paula Vallés García, Antonia Rodríguez Pardo, Aurora Peña Villar, María del Mar Carbonell Aldeguer, Beatriz Alvero Carrasco, Dolores Botella Bertomeu, Begoñas Martínez Páez e Iván Medrano Rodríguez. Tres personas más fueron dadas previamente de alta.

En la clínica Vistahermosa de Alicante, se hallaban ingresados con heridas de diversa gravedad Angela González Lozano, Ana Martí, Ana Tendero Molina, Concepción Aguilar García,Consuelo Cabeza Rodríguez, Mónica Domenech Rodríguez -grave- y Ana Langos. En ese centro fue dado de alta Maximiliano Pastor Albert.

Finalmente, en la clínica del Perpétuo Socorro estaba internado José Ortega Gil, de entre 25 y 30 años, con quemaduras en el 25% de su cuerpo.

En el lugar donde ocurrieron los hechos la onda expansiva esparció restos del Peugeot en un radio de 20 metros. El coche estaba situado frente a la puerta principal del edificio y al lado de un locutorio de Telefónica que resultó parcialmente dañado. Artificieros, guardias civiles, policías y agentes municipales trataban de mantener apartados a numerosos curiosos que acudían con ropa de playa a observar el resultado del siniestro.

Un testigo que contempló la explosión desde la terraza de un polideportivo situado enfrente de Pryca, explicó: "Oí un ruido seco y ví como saltaba por los aires una plancha de metal que debía ser el techo del coche y a continuación se formaba un hongo negro de humo", informa Emma Roig.

El pasado 1 de agosto, varias casetas de los talleres de la empresa Pirotecnia Levantina, en la localidad alicantina de San Vicente del Raspeig, hicieron explosión. Ese mismo día, los empleados de la fábrica decidieron paralizar todas las actividades por entender que su trabajo se desarrollaba sin contar con las mínimas medidas de seguridad. El delegado sindical de CC OO, Bartolomé Merino, denunció la situación y dos días después la Consejería de Trabajo de la Generalitat Valenciana ordenó la clausura de la empresa por incumplir las normas de seguridad.

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