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Un proyecto de vida

La incorporación de Marcelino Oreja al Partido Popular ha estado acompañada de un clara reorganización de la democracia cristiana española, que ha supuesto entre otras cosas el desmantelamiento del partido que encabezaba Javier Rupérez al mismo tiempo que se ha impregnado a la fuerza política que lidera Manuel Fraga con nuevos matices ideológicos.Cuando se le pregunta a Marcelino Oreja sobre el fundamento del reforzamiento que él pretende de las señas de identidad democristianas en el Partido Popular en un país en el que el electorado ha dado reiteradamente la espalda a la Democracia Cristiana, responde: "El planteamiento que hemos hecho no ha sido tanto de reforzamiento de una identidad concreta como de que sean evidentes en el pensamiento del partido determinados valores, los del humanismo y la solidaridad, frente a la burocracia ¿¡el Estado. No se trata de una adscripción a un pensamiento político en su globalidad, sino de aprovechar lo que ese pensamiento aporta, junto a otros ingredientes, como son los liberales".

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Oreja asegura que no hay una adscripción de la jerarquía católica hacia un partido político cuando se le interroga si le parece natural que relevantes miembros de la jerarquía católica apoyen el proyecto político que quiere encarnar el PP. "La Conferencia Episcopal no se ha pronunciado, y tampoco personas relevantes, ni su presidente ni su secretario", dice. "No hay, como pudo haber en otra época, una adscripción de la jerarquía hacia un partido político; lo que hay es un proyecto de vida, de convivencia, de sociedad, que corresponde con el mensaje evangélico. Por tanto, en la medida en que las soluciones concretas a los problemas estén en convergencia con su ideario, la Iglesia estará de acuerdo, y si no, no".

Confesional

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"Si la Iglesia", continua, 'ha producido la desconfesionalidad de los partidos no vamos a ser los cristianos los que vamos a confesionalizarlos. Del mismo modo, es evidente que el cristiano lleva a la vida pública lo que son sus ideas y creencias".

Marcelino Oreja niega rotundamente que el presidente de la Conferencia Episcopal, Ángel Suquía, haya mediado entre él y Manuel Fraga para que llegaran a un acuerdo.

"Por lo demás", agrega, "considero natural que yo tenga un encuentro con el obispo de Madrid. Esto lo hago habitualmente cualquiera que sea el tipo de relación, aunque sea escasa. Pero en este caso se da además la circunstancia de que el cardenal Suquía procede del pueblo de donde eran mis abuelos, y es una persona con la que me une una viejísima relación de afecto, consideración y casi diría que de amistad".

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