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Greenpeace, advierte que el petróleo derramado en la Antártida tardará 100 años en degradarse

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El naufragio del buque polar argentino Bahía Paraíso, que se hundió la noche del pasado martes en el estrecho de Bismarck, cercano a la isla de Amberes, tres días después de encallar, con 800 toneladas de petróleo en sus bodegas, podría causar un desastre ecológico en una zona de la Antártida hasta ahora libre de contaminación. La delegación local de la organización ecologista Greenpeace advirtió que el combustible tardará entre 50 y 100 años en degradarse, debido al clima frío, que hace más lento el ritmo biológico.

Andrea Figari, la coordinadora de la campaña antártica de Greenpeace, aseguró que 1a mancha es de 16 kilómetros. Ya se puede observar el krill y las aves marinas muertas. Hay que tomar medidas urgentes para evitar el desastre ecológico en la zona, que afectaría a pingüinos, focas, lobos marinos, ballenas y aves".La Armada argentina desestimó las denuncias de Greenpeace y acusó a esta organización de "magnificar" el hecho. El rompehielos Almirante Irízar, que llegó tres días después al lugar, confirmó que el Bahía Paraíso permanecía tumbado sobre su lado derecho y estaba semihundido. El abogado argentino Carlos Colautti, operador de turismo que viajaba en el barco cuando encalló, aún no se explica los motivos del accidente, ocurrido el pasado sábado 28 de: enero: "Por razones que desconozco, el buque no salió por el oeste del islote, donde habíamos entrado a fondear; lo hizo por el este y encalló en una roca cercana a dos islotes que flanquean el estrecho. El tiempo en ese momento era excelente y el agua parecía aceite; luego todo se empezó a complicar".

Rescate

Los vientos de casi 80 kilómetros por hora que soplaron al día siguiente demoraron las tareas de rescate, y en las bodegas inundadas se desplazaron unas 1.000 bolsas de cemento que también transportaba el barco. El buque oceanográfico español Las Palmas colaboró en el rescate de la tripulación y de los pasajeros, entre los que no hubo víctimas. El Bahía Paraíso había sido botado en 1980 y era el primer buque transpolar construido en astilleros argentinos. En 1982, durante la guerra de las islas Malvinas, operó en el Atlántico sur como buque hospital.

Jack Reniere, portavoz de la Fundación Nacional de Ciencia de Estados Unidos, que trabaja en la base Palmer, confirmó que ya se habían recogido 112 cilindros de gas comprimido y 15 tambores alrededor del naufragio, "y hay más en el agua". La mancha de combustible tiene unos 150 metros de ancho por tres kilómetros de largo y 11 ya han muerto algunos pájaros y pequeños crustáceos". Reniere dijo que la capa de petróleo podría quedar aprisionada en la zona, "pero la contaminación será más difícil de limpiar por la densa concentración del combustible. La cadena ecológica en las regiones polares es mucho más sencilla que en el resto del mundo y por esa causa los daños infligidos son también más graves". Cerca de la base Palmer viven más de 20.000 pingüinos, que se alimentan, como las ballenas, focas y lobos marinos, del krill, un minúsculo crustáceo que no podrá reproducirse si se destruye el plancton a causa de¡ petróleo derramado.

Jacques Cousteau, el célebre oceanógrafo francés, coincidió con Greenpeace en la crítica a los países que han instalado "bases gigantescas" en la Antártida sin preocuparse por las consecuencias de su presencia en la fauna y la flora del lugar. Cousteau advirtió que pronto no habrá más plancton y morirán de hambre los pingüinos, las ballenas y las orcas, "y todo esto ocurre porque se pretende hacer aterrizar a los aviones a reacción en el único lugar virgen del planeta".

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