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Un 'caballero blanco' para la deuda

España aspira a ser cabecera de puente en la reconversión del endeudamiento latinoamericano

El viernes 3 de febrero se reunirá en Caracas un grupo importante de presidentes latinoamericanos miembros del Grupo de los Ocho, que conforman un bloque de negociación en torno a la deuda exterior. El cónclave se hará en un contexto al rojo vivo tras anunciar Argentina que no pagará más intereses sobre su deuda hasta mayo. Las cargas de los ocho constituyen el grueso de la deuda de los 11 países más agobiados de la región, que asciende, según los últimos datos del Banco Mundial, a 405.100 millones de dólares.

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Los ocho son Argentina, Brasil, Colombia, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela, más México. La reunión estará signada de alguna forma por una ausencia, la del presidente mexicano, Carlos Salinas de Gortari, y por una presencia aún sin precisar, la del presidente del Gobierno español, Felipe González.Fuentes de la Moncloa señalaron que "la reunión se hará el viernes tres, el mismo día que el presidente tiene previsto el regreso". Pero la realidad es que, de acuerdo con la evolución de los contactos previos entre mandatarios latinoamericanos, González, si prospera un apoyo generalizado a su oferta para la deuda exterior de los países en desarrollo, participará en el cónclave. El nuevo presidente venezolano, Carlos Andrés Pérez, tiene un objetivo claro: emitir una declaración de intenciones conjunta.

¿Qué tiene para ofrecer España en el tema de la deuda externa de los países en desarrollo? Desde septiembre de 1988 -en vísperas de la última reunión del Fondo Monetario Internacional (FMI)-, el presidente español ha insistido en la necesidad de que se busque una solución a la deuda que incluya necesariamente el perdón de una parte del crédito vivo y una capitalización parcial de las acreencias. Mientras, el comité interino del FMI abrió ese mes por primera vez en su historia la posibilidad de una reducción de las deudas. Por su parte, el nuevo subsecretario del Tesoro estadounidense declaró el pasado fin de semana en Davos que su Gobierno está dispuesto a incentivar los planes de reducción de deuda de naciones con bancos comerciales sobre la base de acuerdos bilaterales.

Mientras, la vaga afirmación presidencial de entonces se ha concretado un poco más a través de los contactos con Francia y Alemania Occidental y con los propios países en desarrollo.

Vale la pena recordar que en la inauguración de la campaña electoral francesa François Mitterrand, actual presidente francés, afirmó que era necesario condonar un 30% del crédito vivo a las naciones en desarrollo.

Éste es también el clima imperante en el equipo del mandatario alemán, Helmut Kohl, que visitará España del 4 al 6 de febrero y pasará un día en Doñana en compañía del presidente español. Uno de los temas en la agenda de esa entrevista privada será el resultado del cónclave de Caracas.

Los progresos recientes en esta ensangrentada arena de la deuda han sido los siguientes: la Comisión Europea ha recogido la propuesta española y ha esbozado dos alternativas que consisten en dividir a los países en dos grandes grupos, los más desarrollados y los menos desarrollados de entre los deudores del mundo. Para el primer grupo, la CE no acepta en principio el punto de vista de las quitas de entre un 25% y un 30% propuestas por el Gobierno español. El documento sobre este grupo de naciones se ultimaba esta semana en Bruselas. Para este grupo, que incluye a los 11 latinoamericanos, la propuesta comunitaria es asegurar la generación de recursos suficientes para atender amortización y servicio de la deuda, achicada por la vía de la capitalización.

Flujo de divisas

Para asegurar este flujo de divisas, el recurso es abrir a estas naciones las vías comerciales. Tema, por demás, espinoso.

El otro proyecto consiste en la solución a la deuda de los pequeños países altamente endeudados con una escasa capacidad comercial. Para ellos, la propuesta comunitaria es la condonación de entre un 25%-30% de las acreencias y una fuerte capitalización -de la deuda.

No en vano Manuel Marín, vicepresidente de la Comisión Europea, insistió la semana pasada en Barbados en la necesidad de que las pequeñas economías de los países de África, Caribe y Pacífico (ACP) se abran a la iniciativa privada. Sin una eliminación del proteccionismo a la actividad estatal y paraestatal, la idea de la capitalización que supone una penetración de capital extranjero, el plan comunitario es inviable.

El programa comunitario, como se ve, no es igual que el español. Más bien es un híbrido de lo que se puede pactar con Francia y Alemania, teniendo en cuenta que luego habrá que llevar a los duros por la senda. En especial. al Reino Unido, reacio a una reducción de la deuda.

Por su parte, Carlos Andrés Pérez recogió el guante. El viernes 20 de enero llegaba al aeropueto de Barajas a las 20.45. En una cena con el presidente González, Pérez manifestó su acuerdo con la idea global española, sobre la, que ya había avanzado contactos.

El 4 de enero, Pérez se reunió con Carlos Salinas de Gortari, presidente de México, para intercambiar ideas al respecto, poco después que el presidente saliente de Venezuela anunciara que suspendía el pago de principal sobre unos 20.000 millones de dólares de deuda del Estado contraída con la banca comercial.

El presidente venezolano invitó a Salinas al acto de toma de posesión de su mando en Caracas, el 2 de enero, con la perspectiva de contar con la presencia mexicana en el cónclave del 3. Salinas confirmó a la cancillería venezolana que no concurrirá. El argumento central es que no existe tradición de los presidentes mexicanos de concurrir a estos actos, algo estrictamente cierto. Aunque también es cierto que además del pedido expreso de Pérez, otros mandatarios latinoamericanos fueron a México DF a la asunción de Salinas.

Enfoque mexicano

En el ínterin, en la semana del 23 de enero, Pedro Aspe, secretario de Finanzas mexicano, viajó a Washington para mantener contactos con la Administración de Bush con el objetivo de revisar las condiciones de la deuda externa. México ha pagado con regularidad sus vencimientos y ha manifestado en reiteradas oportunidades que no apelaría a una moratoria de sus 105.000 millones de dólares pendientes. Pero... "es necesario mejorar las condiciones", señaló una fuente de la cancillería mexicana.

La Administración de George Bush tiene en su equipo a los hombres de Texas, expertos en temas del vecino del Sur y con buenos contactos entre el equipo de Aspe. El secretario de Finanzas habría regresado a México con el compromiso de una solución en aras de una frontera segura.

"Tememos que México emprenda el camino solo", dijo u alto funcionario español de Exteriores. El bloque, reducido a siete, perdería el apoyo sustancial de México. Salinas, que no desea aparecer desbloqueado de la gestión colectiva, tuvo buen cuidado de enviar a Caracas a su canciller, observador privilegiado, que podrá hacerse cargo de compromisos -si son laxos- en nombre del presidente.

Así las cosas, González tiene una carta de presión. Le consta que una reunión de militares de cuatro naciones de América Latina se reunieron a principios de enero para planificar una estrategia conjunta para avanzar en el control de la gestión civil de sus países. Kohl se ocupará de hacer llegar a Bush la preocupación europea.

Como telón de fondo de estos movimientos, el FMI y Banco Mundial han señalado la necesidad de sustituir el Plan Baker por un mecanismo operativo. La diplomacia española parece apoyarse en esta pequeña luz en el horizonte y en algún cambio de criterio dentro de un sector de la banca estadounidense.

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