Las dos Coreas
EL NUEVO clima de entendimiento y cooperación entre los bloques va favoreciendo la desaparición de los conflictos regionales que, aquí y allá, han ido incendiando el planeta desde el final de la Segunda Guerra Mundial. En ocasiones, tales conflictos han dividido a una misma nación en dos, así ha ocurrido con las dos Alemanias y las dos Coreas. Pero mientras la distensión en Europa facilita a los alemanes de uno y otro campo la aceptación mutua de una división difícilmente reversible, la evolución coreana es de signo contrario.Separadas tras una dramática guerra de tres años, las dos Coreas se convirtieron, a partir del fin de aquélla en 1953, en los paradigmas de sus bandos respectivos. La del Sur, en un Estado capitalista puro y duro, que conseguía desarrollar su economía espectaculamente en un china de tiranía conservadora; la del Norte, en una Albania asiática, la más rígida de las democracias populares.
Las cosas, sin embargo, han cambiado considerablemente en los últimos tiempos. Mientras en Corea del Sur, pese al bienestar que es fruto del milagro económico, el poder autocrático y corrompido ha comenzado a ceder, en Corea del Norte la rigidez estaliniana se resquebraja, víctima de la perestroika soviética y de la nueva política de apertura china. Era cuestión de tiempo que, a ambos lados de la frontera, se empezara a considerar tímidamente la ventaja de la colaboración. Hace meses que existen ofertas y contraofertas. El próximo 8 de febrero se reunirán en la zona fronteriza de Panmunjon dos delegaciones de alto nivel para preparar una cumbre de primeros ministros que estudie la "aproximación a una reunificación nacional". Aunque el camino esté aún sembrado de dificultades y desconfianzas, el paso que se ha dado es de gigantes.
