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Peticiones al presidente

A pesar de, o por causa de, una premeditada negligencia por muchos de los asuntos del departamento, Ronald Reagan deja el liderazgo de la institución presidencial de Estados Unidos en mucho mejor estado de como se ha encontrado en los últimos 25 años. Pero los presidentes no se pueden copiar. Ya es manifiesto que George Bush es muy diferente del hombre al que sucede, igual que el mundo de 1989 en comparación con el de 1981. ¿Qué esperan de él Estados Unidos y el mundo? Reagan fue en realidad durante su segundo mandato más un monarca que jefe del Ejecutivo. El público norteamericano descubrió que eso le gustaba mucho, sorprendentemente después de vivir durante 200 años en una república. Superó problemas y escándalos gracias a sus cualidades personales y sobre todo a su clara falta de dudas y, lo más importante, al estado de ánimo del país. Está el hecho de que Reagan ha acabado pactando con el imperio del mal, hasta el punto de que su sucesor ha heredado un escenario mundial mucho más optimista. Reagan ha legado también a Bush un enorme problema de gerencia económica al reducir el déficit presupuestario. En cuanto a política exterior, tanto el pasado de Bush como la gente que acaba de nombrar apuntan a una preferencia por la gestión y al reconocimiento de una interdependencia a la que hay que dar la bienvenida. Pero Bush no puede ser rey como su predecesor porque la corona no sería de su talla., 20 de enero

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