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Tribuna
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Capones

Manuel Vicent

Durante algún tiempo, que podrá ser breve o largo, los exquisitos volverán a lucir manchas de chorizo en la gabardina como una condecoración, los ejecutivos hablarán de la rentabilidad de su empresa con un mondadientes en la boca y el olor a calamares fritos llenará de nuevo todo el ámbito de la patria. La gente guapa permanece agazapada desde el día de la huelga general y no sale de casa por miedo a que le arreen un sopapo en cualquier sobremesa, coloquio o embotellamiento. Finos liberales han optado por disfrazarse de pavero. Yo he visto ya a un yuppie con boina capona y sé de otros profesionales urbanos que han sacado de¡ armario el viejo traje de pana rayada y la camisa de felpa a cuadros. El aire de la ciudad está impregnado de una estética laboral o grasa de taller, de modo que en las tertulias de café, en los despachos de las financieras y, en los restaurantes de cinco tenedores los tipos más reaccionarios, cínicos y elegantes disertan en favor de los obreros. De repente éstos se han convertido en unos seres llenos de valor y no exentos de encanto. En su honor, los modistas de la calle del Almirante diseñarán para políticos socialdemócratas una cazadora de metalúrgico con la bufanda cruzada en el pecho.Los trabajadores han parado este país con una huelga general sin romper un solo plato, pero un afiliado al sindicato de hostelería ha cruzado con la mano el rostro de Boyer como Belmonte una tarde osó acariciar por primera vez los pitones de un Miura, gesto que entonces conmovió a España entera aunque después ese ganado siguió matando. El amago de mojicón al economista neoliberal a cargo de un espontáneo es la señal que ha levantado la veda. La cacería de la gente guapa ha comenzado. He aquí unos días que conmovieron al mundo. Yuppies y posmodernos, lánguidos mamones subvencionados y tecnócratas de barbita rubia que lo trincan todo van a recibir algunos capones. Y luego nada. Al final de temporada volverá a llevarse la camisa de seda con mangas de espadachín.

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Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

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