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Horror habitual

Amnistía Internacional ha hecho público su informe anual sobre las violaciones de derechos humanos en el mundo a lo largo de 1987. Como cada año, el documento rezuma gritos, violencia y sangre. Representa, además, una doble adición: los sufrimientos de millares de hombres, mujeres y niños que padecen la injusticia, y las sevicias por razones de convicción política, de pertenencia a diferentes etnias o de creencias religiosas.Este informe, verdadero catálogo de violaciones de los derechos y de la dignidad de la persona humana, describe la situación de los derechos humanos en cada país o región del mundo. Sin embargo, habida cuenta de las limitaciones impuestas a la libre circulación de información sobre estos atentados, el informe queda lejos de ser exhaustivo, al tiempo que señala que millares de prisioneros son injustamente detenidos, torturados o asesinados sin que tales situaciones trasciendan al mundo exterior.

Cuarenta años después de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, ratificada por todos los Estados miembros de las Naciones Unidas, el informe de Amnistía Internacional resulta, cuando menos, angustioso. En la mitad de los países del mundo, miles de personas son encarceladas por expresar sus opiniones, condenas que, por otra parte, son impuestas tras una especie de parodia procesal. En más de la tercera parte de las naciones, otras tantas son víctimas de torturas o malos tratos.

6 de octubre

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