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Reportaje:

La pobreza, otro factor de la rebelión

La nueva revuelta en Nagorno-Karabaj estalló por el apoyo de las autoridades de Bakú al asentamiento de azerbaiyanos huidos de Armenla, especialmente la llegada a Shusha de 2.000 personas de esa etnia con subsidios del Gobierno azerbaiyano. Sin embargo, la rebelión refleja también una larga situación de pobreza y falta de medios en Nagorno-Karabaj por la indiferencia de los dirigentes de Bakú.La región es principalmente campesina -la más alta proporción de población rural (52%) de todo Azerbaiyán-, pero su producción agrícola ha descendido en un 43% en los últimos cuatro años. La razón es que los sovjozi (granjas bajo administración estatal) y koljozi (granjas colectivas propiedad de las comunidades rurales que trabajan en ellas) no tienen fondos propios, sino que dependen de los que les concede Bakú. Y sólo reciben la tercera parte de sus necesidades de tractores, por lo que han de volver al arado.

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La ganadería sufre de que la fábrica de piensos reclamada desde hace 20 años aún no se ha construido, mientras que en Najicheván (de mayoría azerbaiyana, pero mucho menos poblada), una planta así fue prioridad para Bakú. El resultado es que en Stepanakert la carne está racionada a un kilo por persona al mes, y la mantequilla, a sólo 700 gramos.

La infraestructura industrial es casi inexistente: sólo 18 kilómetros de vía férrea y un tendido eléctrico que no se renueva desde hace 30 años, lo que causa frecuentes cortes de luz. En cuanto a la construcción, la única empresa existente recibió en 1987 sólo el 60% del cemento que pidió a Bakú y no tiene nueva maquinaria desde 1981. Es curioso que prácticamente las únicas poblaciones con suministro de gas tengan mayoría azerbaiyano.

Las condiciones de vida son duras. Un periodista soviético, Alexander Guber, que estuvo en Stepanakert en agosto, escribió después: "Las guarderías, los hospitales, el comité regional del partido y el hotel sólo tienen suministro de agua a primera hora de la mañana y última de la noche. La mayor parte del tiempo no funciona ni el agua corriente ni el sistema de alcantarillado. Hay muchos casos de gastroenteritis, y no sería sorprendente que estallaran epidemias".

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