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Gabriela Roel

Unos hermosos ojos para doña Inés de Atienza

Rocío García

Es la protagonista femenina de El Dorado, de Carlos Saura, donde hace de doña Inés de Atienza, la amante del gobernador de la expedición, una mujer guapa y deseada por todos. Nació en Delicias de Chihuahua (México) hace 27 años y se ha dedicado desde joven al baile y al teatro independiente. Empezó a hacer cine hace tres años y ha trabajado ya en ocho películas. Gabriela Roel, la quinta hija de una familia de siete hermanos, tiene unos hermosos ojos negros, es nerviosa y ríe constantemente.

Su padre es médico y agricultor, y su madre, ama de casa. Covienzó estudiando danza clásica en México, que perfeccionó mas tarde, junto con el flamenco y el jazz, en Estados Unidos. Ell baile, y más tarde el teatro, fueron sus primeras experiencias artísticas hasta su aterrizaje en el cine.El Dorado es la sexta película de su carrera. "Con Carlos Saura aprendí que el cine es tiempo, así que me dije: "Tómate tu tiempo", dice Gabriela Roel al recordar sus anteriores experiencias cinematográficas en México, "donde, por falta de dinero, se hace un cine rápido, como si estuviéramos desesperados". "La producción mexicaria está tronada. No hay muchas oportunidades, a pesar de que hay gente muy talentosa", afirma, mientras expresa su deseo de ganar muchos pesos para hacer en el futuro uina producción en su país.

Habla muy rápido y se le enciende el rostro, siempre sonriente, cuando piensa en el personaje de doña Inés de Atienza. "Es una mujer que representa el amor, la venganza, la lucha por el amor". Gabriela acaba de llegar de Los Ángeles y faltan escasas horas para el estreno. Está nerviosa -"...van a ir los Reyes de España"- y piensa en los zapatos nuevos que se ha comprado especialmente para la ocasión. Trata de esconder su cansancio bajo unas grandes gafas oscuras, lo que no le impide sonreir de manera casi permanente y hablar disparatadamente. Sus ojos, de un negro intenso, se iluminan cuando se encuentra en el hall del hotel con su compatriota el escritor, Carlos Fuentes, que ayer recogió en Madrid el Premio Cervantes. "Es maravilloso y guapísimo", dice de él mientras recuerda el rodaje, terminado hace escasos días en México, de la película Gringo viejo, basada en una novela suya, y en la que Gabriela ha trabajado junto a Jane Fonda y Gregory Peck.

Del rodaje en Costa, Rica de El Dorado guarda un recuerdo casi mítico. Tuvo ocasión de permanecer en la selva durante cinco meses y además aprendió algo muy especial para ella: bailar la cumbia. No sabe qué va a hacer en los próximos meses porque está pendiente de trabajar en una película con Kevin Costner, el Elliot Ness de Los intocables. Si le sale, se irá a Estados Unidos a perfeccionar su inglés, y si no, intentará acercarse al mar. "Me encanta nadar, me fascina el mar". En su familia no hay antecedentes artísticos, y a pesar de que no veían con buenos ojos su carrera, ahora se han volcado en su apoyo. Dice que su padre, "un hombre emprendedor y demasiado trabajador". siempre le ha inculcado que uno tiene que luchar por lo que quiere, "aunque nos peleábamos". Sus seis hermanos hablaron con ella por teléfono antes de emprender viaje a Madrid. Y su madre, una mujer católica, es la que se ocupa de "voltear a los santos de cabeza" cuando Gabriela, que afirma creer "en la vida, en bios y en la naturaleza, pero no en la Iglesia", tiene algún proyecto en ciernes.

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