Estafando, que es gerundio
A lo nuestro: cine italiano de calidad y en versión original con buenos subtítulos. Quien no comulgue con exquisiteces tales, que cambie de canal o se compre una piragua. Y hablando de comulgar, he aquí un viejo Fellini, de 1955, todavía vacilando entre las aguas del neorrealismo y proponiendo una mirada lacerante sobre una miserable geografía humana teñida de eterno catolicismo. Fellini, en Almas sin conciencia, es crítico, pero comprensivo. Sus criaturas, tanto las principales, las que protagonizan gloriosas estafas a costa de la pía ingenuidad de las gentes, como éstas, las víctimas, son en realidad seres marginales, y el realizador extiende sobre ellos sus brazos, sin afilar las uñas ni proponer exuberancias, acariciándolos, compartiendo, más que sus certezas, sus dudas.Insistimos: este es un Fellini viejo, de primera etapa, contenido, filmado después de La Strada y antes de Las noches de Cabiria. En lo conceptual se puede echar un lazo entre esta película y Ginger e Fred, pues siempre duerme en sus historias un fondo vivencial común y un universo propio. Pero visualmente, ese mundo aún no ha empezado a onirizarse ni a tomar cuerpo. El lugar común que cualquiera entiende por el adjetivo felliniano todavía no se había acuñado.
Almas sin conciencia se emite a las 21.20 por TVE-2.
