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Disuasión selectiva

Un grupo de 13 personalidades norteamericanas, entre las que figuran Kissinger y Brzezinski, el subsecretario de Defensa, Fred Ilké, así como uno de los asesores del Pentágono, Wolilstetter, ha elaborado durante varios meses un report titulado Disuasión selectiva, que ha sido hecho público unas horas después de terminada la visita de Gorbachov a Washington y de la firma del acuerdo sobre desarme nuclear de los cohetes de alcance intermedio. Este documento es de carácter privado, y no compromete en modo alguno la política del presidente Reagan, como se ha hecho saber oficialmente. Alguien me comentaba que ésta era una curiosa y casual coincidencia. Pero los conocedores de la política norteamericana sabemos que no hay casualidad, sino oportunismo deliberado, en este género de apariciones. El informe, que tiene 69 páginas y varios anejos explicativos, es denso, minucioso y de alto interés. Formula nada menos que un proyecto de estrategia integrada a largo plazo para la política exterior norteamericana durante los próximos 20 años. Y contiene, a mi entender, una réplica diferente, no necesariamente antagónica, a la tendencia dominante actual protagonizada por Howard Baker, Frank Carlucci y George Shultz, el equipo del presidente Reagan.¿Qué se deduce de ese proyecto estratégico faturista para la acción exterior de la primera potencia militar del mundo? El pronóstico -en primer lugar de que han de ocurrir grandes cambios geopolíticos en el panorama actual. Nuevos países, como Japón y China, ascenderán al escalafón de las grandes potencias, incluso en el aspecto militar. Otras naciones ajenas a la OTAN y al Pacto de Varsovia adquirirán la capacidad y la autonomía nucleares. Ello puede variar drásticamente la actual bipolaridad de las dos superpotencias y el sentido de la confrontación Este-Oeste de nuestros días. La multipolaridad exigirá revisiones totales de la actual concepción estratégica.

La tecnología militar revestirá asimismo cambios sustanciales, en sus arsenales de tierra, mar y aire. Los progresos llevados a cabo no sólo en el laboratorio, sino en los ensayos directos, en orden a la precisión casi perfecta de los vectores que llevan el arma destructora a los objetivos enemigos desembocan en la conclusión de utilizar armas convencionales en mucha mayor medida, relegando gradualmente la actual escalada armamentista de los cohetes estratégicos a una reducción de cifras considerable. No se debe insistir en la doctrina de la represalia masiva con la mutua destrucción asegurada, porque ello acentúa la escasa verosimilitud de su utilización. Con lo que el efecto de esa disuasión es nulo, por increíble.

Otro gran avance en la tecnología castrense es el de la gradual invisibilidad de los aviones de espionaje, de combate o de bombardeo. Los ensayos de este sistema -el Stealth- han llegado ya a resultados notables. Así como el progreso en microtécnicas informativas y procesadoras que contribuyen a la instantaneidad del mensaje en la revelación de los planes, movimientos o despliegues del adversario. ¿Ficción científica? No. Más bien ciencia guerrera, real. Por supuesto, compartida, escuchada y desarrollada, en el bando adversario, con últimos secretos recíprocos que se parecen a las jugadas inéditas, sorprendentes, de un gran torneo mundial de ajedrez, protagonizado por los dos gigantes del poderío mundial de hoy. No así, al parecer, del poderío del mañana.

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Una y otra vez insiste el report en que todos los tableros de la estrategia mundial van a ser sustancialmente alterados, sobre todo por las perspectivas, verosímiles, de la demografía. Hoy día ya es minoritaria la población del casquete norte de nuestro globo. En el año 2010, ese desequilibrio será mucho más notorio. Los blancos seremos una pequeña minoría numérica, con mucha soberbia egocentrista a cuestas.

Un aspecto interesante es el reconocimiento de la dificultad creciente norteamericana de accesibilidad militar, en caso de conflicto, a los lugares de apoyo o despliegue, situados en las zonas periféricas de su influencia estratégica. Y el gradual aumento de las reticencias de los países amigos a mantener las bases militares en su territorio. Otro pronóstico sincero y rotundo es el riesgo de una situación crítica en América, debido a movimientos revolucionarios que pueden Regar al establecimiento de regímenes hostiles a Washington en varios puntos claves del continente.

En síntesis, puede afirmarse que este estudio de la Comisión de la Estrategia Integrada de Largo Alcance es un texto digno de estudio y atención, por la gran cantidad de datos de primera mano que contiene y asimismo por el mecanismo político interior norteamericano que lo originó. Es un documento que servirá de consulta -aseguran sus autores- al futuro presidente de Estados Unidos que salga de los comicios del próximo otoño. Y no puede negarse que este texto está revestido de un cierto tinte conservador y a la vez imperialista. Quiero decir que se halla concebido en función de una estrategia dominadora que no quiere perder su puesto relevante y primordial en el contexto internacional. Curiosamente, alude de cuando en cuando al imperialismo soviético -igual y contrario- y a sus despliegues, amenazas, intenciones y agentes secretos o públicos, desparramados por el ancho mundo. Analiza el complejo de país amenazado, rodeado de supuestos enemigos y eventuales invasores en potencia, que informa -dice- la política exterior de la Unión Soviética. Y dedica -quizá por la fecha en que se inició este trabajo- escasa atención a las reformas interiores del sistema soviético preconizadas por Gorbachov. Por cierto, contiene un llamativo apartado relativo a la necesidad que tiene la economía de la URS S de poner en orden su estructura y productividad, tan poco eficaces y modernas. Y sostiene que no debe haber especial interés en Occidente de ayudar a ese esfuerzo de mejora, ya que entonces sería mayor la capacidad financiera para proseguir la carrera de armamentos con nuevas tecnologías. ¡Típico argumento de los años de la guerra fría!

.¿La guerra fría ha empezado su deshielo?", se preguntaba el gran columnista James Reston al día siguiente de la cumbre de Washington. No lo sé. Es dificil que ningún poder de vocación universal se repliegue por voluntad propia. Así lo confirma la historia de la especie. El instinto o apetito del mando se reviste siempre de portador de mensajes más o menos trascendentes que no dejan ver, bajo el manto de la púrpura, la condición humana de los protagonistas.

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