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EL 31º CONGRESO DEL PSOE

Felipe González reprocha a UGT no reconocer los logros de la gestión socialista

El secretario general del PSOE, Felipe González, ahogó ayer, en la clausura del 31º congreso de su partido, por la concertación social con empresarios y sindicatos como instrumento básico de la política económica del Gobierno, al tiempo que ofreció al secretario general de UGT, Nicolás Redondo, la silla vacía de la ejecutiva del PSOE para cuando quiera ocuparla. González exhortó a los militantes a mantener una actitud "intransigentemente ética", y reprochó implícitamente a UGT que vierta críticas con una actitud de foto fija, sin analizar en qué estado se encuentra hoy el país en relación a cinco años atrás.

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Felipe González puso un énfasis deliberado en recordar a los congresistas que el primer objetivo del Gobierno socialista era el de crear empleo para los jóvenes, además de repetir las características que seguirá la política económica del Ejecutivo para conseguir el crecimiento económico y el control de la inflación. El secretario general respondió implícitamente a las críticas que ha habido durante los debates a la excesiva sacralización de las cifras, y abogó porque éstas se digan desde el Gobierno y el partido de una manera clara para que los ciudadanos comprendan lo mucho que les afectan."El crecimiento, por sí mismo, no es socialista, pero el no crecimiento es estúpido cuando se puede crecer". González quiso recalcar la importancia de combatir la inflación, toda vez que a los que ganan seis millones de pesetas al año, la inflación no les afecta mucho, pero sí a los pensionistas que ganan 40.000 pesetas al mes.

El presidente del Gobierno se acogió a la resolución del congreso que insta a la concertación social para volver a lanzar la oferta de diálogo con empresarios y sindicatos, y especialmente a UGT. Felipe González utilizó el símil de la foto fija para reprochar implícitamente a la UGT que no fuera consciente de la labor que se había realizado en los años de gobierno socialista. El presidente no dejaba de repetir la necesidad de recordar "de dónde venimos, dónde estamos y a dónde vamos".

En medio de esa reflexión González intercalaba lo que consideró los principales logros de la política socialista, con recuerdo especial a los apartados que precisamente Nicolás Redondo critica más.

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González dedicó buena parte de su discurso a exhortar a los militantes socialistas con cargos públicos a mantener una conducta "intransigentemente ética", y se hizo eco de las acusaciones de corrupción que se imputan a miembros del PSOE e incluso a él mismo. "Quiero decir con orgullo que yo, que saldré de mis responsabilidades como entré, tengo que creer que miles y miles de compañeros harán lo mismo". "Desde la más negra reacción se pretende hacer de la excepción regla". González exhortó a los delegados a que trabajen porque de nuevo se restablezca la confianza en la democracia y a desterrar el arraigado concepto -"porque la cultura dominante, por desgracia, sigue siendo de la derecha"- de que los políticos están en política "para aprovecharse".

El secretario generaltrató de insuflar actitudes nuevas a los militantes del partido, y les recordó que, nueve años atrás, cuando no tenían "ni un solo alcalde", el partido creaba política en cada pueblo "sin necesidad de dinero". "Hay que recordar que tan socialista es el que nos vota como nosotros, que tenemos carné y que estamos al servicio de quien nos vota". González dijo que en el PSOE nadie tiene que tener miedo a hablar. El problema está en las "tribunas" que se utilicen, y ahí es donde llamó, a manera de exigencia, a la disciplina.

El presidente había iniciado su discurso exhortando a que nadie se perpetuara en los cargos", para pedir a sus compañeros que no le dejaran convertirse en un secretario general que se retira por jubilación.

La información sobre el congreso del PSOE ha sido realizada por Joaquín Prieto, Anabel Díez, Juan González Ibáñez y Enric Company.

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