Silvia Alfonsín

Su primera pretensión es la de convencer de que ni su apellido ni ella misma tienen interés. Sólo se entusiasma cuando habla y vende la asociación Convivir, de la que es coordinadora general y cuyo objetivo es la prevención del uso de la droga y la rehabiliatación de los toxicómanos en su país. Silvia Alfonsín, encuentra en España, donde ha participado en un seminario de cooperación en materia de drogas entre la Comunidad Europea y Latinoamérica.

Es mas bien pequeña, pizpireta y tremendamente decidida. Nació hace 54 años en Buenos Aires (Argentina) y es la cuarta de los seis hermanos Alfonsín, cuyo primogénito es el presidente Raúl. Es católica, miembro desde siempre de Acción Católica y por supuesto militante del Partido Radical, gobernante en su país, "como toda la familia". Silvia Alfonsín utiliza todas sus artimañas para no hablar de ella ni de su familia y es necesaria una paciente labor de insistencia para obtener algún dato. Asistenta psicopedagógica, está casada con un abogado y no tiene hijos. Desde siempre se ha dedicado a trabajos de promoción social, principalmente en barrios "carenciados" de la provincia de Buenos Aires. Esta labor "a favor de la vida y del ser humano" la llevó hace dos años con un grupo de amigos a la creación de la fundación Convivir con el propósito de apoyar la prevención del uso indebido de drogas, la rehabilitación del adicto y su reinserción social. La fundación, que no recibe subvenciones estatales, cuenta entre sus miembros con el escritor Ernesto Sábato y el premio Nobel de Química Luis Federico Leloir, y está presidida por Anne Morel, mujer del ministro de Asuntos Exteriores argentino, Dante Caputo.Y todo el empeño anterior en no hablar de sí misma y en contestar casi con monosílabos da un vuelco en cuanto aparece- en la conversación el tema de la lucha contra la droga. Silvia Alfonsín, como pez en el agua, comienza un aluvión de frases e ideas para intentar explicar la labor de la fundación en la democracia argentina. Son muchos los que achacan la llegada de las libertades al país andino al surgimiento de la droga. Sin embargo, Silvia Alfonsín explica que la democracia lo que ha hecho ha sido "destapar la olla y resucitar los problemas".Ella sabe que no existen recetas mágicas para solventar este grave problema pero, desde su profundo sentimiento católico, se ha propuesto enfrentarse impulsando alternativas y ayudando al toxicómano a encontrar sentido a su vida. Y ese sentido "sagrado" de la vida la lleva a declararse contraria al aborto y profundamente preocupada por el sensacionalismo que se le está dando a las drogas. "Lo importante es el ser humano. Nosotros, en nuestras campañas, intentamos no pronunciar la palabra droga porque se la ha llegado a convertir en una vedette y lo que hay que hacer es llevar un mensaje en positivo, de confianza en el hombre".

Silvia Alfonsín reconoce que el ser hermana del presidente le facilita su labor, aunque "también me exige más por lo que puedan identificarme con Raúl". Sobre el proceso democrático argentino, Silvia es bas tante elocuente: "Mira, los ar gentinos somos unos ansiosos Mi hermano ha conseguido paz, justicia y libertad, pero ellos exigen ya, de inmediato, mejores expectativas económicas".