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Extremistas opuestos a la autonomía tamil siembran el caos en Sri Lanka

Extremistas cingaleses budistas, opuestos a cualquier fórmula de autogobierno para la minoría tamil de Sri Lanka (antiguo Ceilán), intentaron ayer quemar autobuses en Colombo y sabotearon vías férreas y conducciones de agua y electricidad en el centro y sur del país, aprovechando el primer día de debate parlamentario sobre una autonomía limitada en las provincias del norte y el este, donde los tamiles son mayoría.

En Galle, al sur, y Kandy, en el centro de Sri Lanka, hubo manifestaciones y carreteras bloqueadas. Cerca de esta última ciudad, que fue capital de Ceilán, el maquinista de un tren de pasajeros evitó una catástrofe al advertir a tiempo que habían sido arrancadas las traviesas de un tramo de la vía.En Colombo, un anillo de seguridad sin precedentes rodea la sede del poder legislativo, a diez kilómetros de la capital, después de que el lunes por la tarde la explosión de un coche bomba en el centro de la ciudad matase a 32 personas e hiriera a casi un centenar. El atentado, uno de los más sangrientos registrados en Sri Lanka, no ha sido reivindicado y la policía no cuenta más que con incógnitas.

Diez regimientos de tierra, mar y aire intentan garantizar la denominada "operación rayo". Las carreteras que conducen a los edificios parlamentarios están selladas por comandos de la Marina y vehículos blindados, lanchas armadas patrullan el lago que ciñe el complejo legislativo y ningún automóvil entra o sale de Colombo sin ser inspeccionado.

Policías y fuerzas paramilitares están en máxima alerta, y los rifles y los fusiles abundan en las calles de Colombo. Los diputados del partido gobernante (Unidad Nacional) amenazados de muerte por el Frente de Liberación Popular, grupo cingalés marxista que se opone al acuerdo entre Sri Lanka y la India, van armados o acompañados por guardaespaldas.

Fuentes gubernamentales dan por supuesto, privadamente, que el presidente Junius Jayewardene, con gran mayoría en el Parlamento, sacará adelante en la votación del jueves el proyecto de autonomía para los tamiles. Sin embargo, la legislación detrás de la cual el octogenario presidente ha puesto todo su peso político, y a la que considera un hito histórico, puede nacer más muerta que viva. Casi todos los implicados se desmarcan de ella.

El primer ministro indio, Rajiv Gandhi, dijo el lunes en el Parlamento de Nueva Delhi que los poderes que el Gobierno cingalés ofrece a los tamiles no son suficientes. El partido que representa a los tamiles moderados, el Frente de Liberación Unido, no se siente partícipe del proyecto de ley que va a ser aprobado, toda vez que sus puntos de vista no han sido atendidos. Final y decisivamente, los Tigres de Liberación de Tamil Eelam, los guerrilleros que luchan contra las tropas indias llegadas a Sri Lanka para poner en práctica el pacto entre Jayewardene y Gandhi, no quieren oír hablar de lo que ellos consideran fuegos artificiales.

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[Veinte guerrilleros tamiles y un soldado indio murieron en la noche del lunes al martes en un enfrentamiento en la península de Jaffha, informa France Press.]

Los guerrilleros, sin cuya participación nadie cree hoy en Sri Lanka que pueda ponerse en marcha un proyecto de paz, afirman que combaten lisa y llanamente por un Estado tamil independiente; algo que Rajiv Gandhi se ha comprometido solemnemente a impedir: "no queremos que un país tan próximo a nosotros", dijo el lunes en Delhi, "se desintegre a causa de disputas étnicas".

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