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Israel Kaissar

Secretario general del sindicato laborista israelí

Israel Kaissar ocupa desde hace tres años la secretaría general del Histadrut, el sindicato laborista israelí que agrupa al 90% de los trabajadores. Su peculiar funcionamiento -es a la vez sindicato, empresa, protector social y fuerza política- convierte a Histadrut en objeto de interés por parte de los sindicalistas europeos y suramericanos. Kaissar se entrevistó la semana pasada en Madrid con el presidente del Gobierno, el ministro de Asuntos Exteriores y el secretario general de la Unión General de Trabajadores.

Israel Kaissar pisó Palestina por primera vez a los dos años de edad, cuando "mi familia decidió sumarse a una de las caravanas de burros que partieron de Yemen con dirección al futuro Israel", en 1933. Años más tarde ya era agricultor en un moshad, hasta que en 1948 la primera guerra contra los árabes le obligó a hacer un paréntesis. Después reemprendió su vida de campesino y trabajó también como panadero, hasta que en la década de los cincuenta pasó a ocuparse de la masa de emigrantes que llegó a Israel.Poco después fue nombrado asesor del ministro de Trabajo, lo que le convirtió en el miembro más joven del secretariado del Partido Laborista. Fue entonces cuando creó un departamento para integrar a los minusválidos en el mundo laboral y orientar a los jóvenes sobre su futuro, profesional. Con 22 años, Israel Kaissar fue elegido encargado de deportes y juventud del Histadruk; después fue nombrado jefe de la sección sindical, y finalmente tesorero de la organización, hasta las elecciones de 1984 en que fue elegido secretario general.

Desde que ocupa la máxima responsabilidad en el sindicato -y ello le convierte en uno de los cuatro hombres más influyentes del laborismo israelí-, su vida es muy regular, aunque carece de tiempo libre. "Mi jornada", dice Kaissar, "empieza a las cinco de la mañana. Juego al tenis hasta las siete. Llego a la oficina a las 7,30 y durante la media hora del desayuno despacho en la cafetería pequeños asuntos. Es lo que yo llamo la esquina de las pequeñas demandas. A partir de ahí comienza la jornada laboral, que se prolonga hasta las nueve de la noche, durante seis días a la semana. Los sábados descanso, no salgo de casa. No me quejo de exceso de trabajo; me gusta".

El sindicato que dirige tiene 1,6 millones de afiliados, el 90% de los trabajadores. Es dueño de un banco, una compañía de seguros y otros negocios que representan el 25% de la economía del Estado de Israel. Histadrut dispone de una red educativa y sanitaria propia, y organiza actividades culturales para el sábado, único día de descanso semanal de los trabajadores. El sindicato se rige por una comisión ejecutiva de 36 miembros, de los cuales tres son árabes -el 66% de la población árabe en Israel está afiliada al Histadrut- y nueve son mujeres, ya que el sindicato considera trabajadoras a las amas de casa.

Esta gigantesca máquina no está, ni mucho menos, alejada de la Política. Los altos cargos del Histadrut -estrechamente vinculado al Partido Laborista- son a su vez representantes sindicales y diputados en el Parlamento; muchos ministros y el mismo presidente son militantes de Histadrut. El Gobierno ha aportado durante los últimos años el 28% del presupuesto total del sindicato. Poco a poco, esta subvención se ha ido reduciendo. El resto se autofinancia con la cuota sindical (el 5% del salario de cada afiliado) y los beneficios de sus propias empresas.

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