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Aprobación masiva de la nueva Constitución surcoreana

La nueva Constitución surcoreana, que prevé el restablecimiento de las reglas democráticas, con la elección directa del jefe del Estado y la concesión de másion eres a la Asamblea Nacional, fue aprobada masivamente ayer por los surcoreanos, que mostraron su claro interés en la apertura política del país. Las primeras indicaciones de voto daban, con el 54% de los votos escrutados, un 94% de síes, lo que marcaba una tendencia a la aprobación masiva de la nueva carta constitucional, la sexta que tiene Corea del Sur desde su fundación en 1948 y la primera pactada por el Parlamento con el apoyo de todos los partidos políticos.

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El índice de participación fue del 9% de un censo electoral de 5,6 millones de votantes mayores de 20 años. "Es cierto que en ateriores referendos la participación fue más alta porque la gente se sentía obligada al voto", comentaron en círculos del centro electoral, donde en la noche e ayer se trabajaba febrilmente en el recuento de resultados, que le darán a conocer oficialmente hoy.

Baja participación

El comentario quería subrayar que el pueblo surcoreano acudió por vez primera de manera libre sin coacción a los colegios electorales. Aunque la gente sabía perfectamente que la nueva constitución había sido ya aprobada por todos los partidos y, en el caso de las abstenciones, es probable que reservaran su voto elección presidencial directa.

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La participación fue baja en Seúl, la capital, que tiene una población de siete millones de habitantes, donde sólo el 60,3% de electores acudieron a las urnas, mientras que en otras áreas del país, principalmente en las zonas agrícolas, la afluencia a las urnas llegó hasta el 90%.

"¿Estás aquí también para votar?", preguntó el presidente Chun Doo Hwan a un chaval que acompañaba a sus padres hacia el. centro de voto de Kungjong, en Seúl, donde el jefe del Estado y su esposa, Lee Soon Ja, depositaron su voto a las 7.30 de la mañana. Con esta frase de simbolismo futurista, dirigida a quien no puede votar, el presidente Chun parecía indicar su idea de apertura global para las futuras generaciones de Corea del Sur, un país con un importante potencial de desarrollo económico, pero dirigido con mano dura por sucesivos Gobiernos militares desde hace más de 15 años, incluidos el del ex general Chun Doo Hwan, cuyo mandato expirará el próximo 25 de febrero de 1988.

Es un futuro que la actual clase dirigente surcoreana, de extracción militar, quiere seguir controlando -aunque está preparada para someterlo al voto democrático en unas elecciones antes del 20 de diciembre, después de haber cedido a las manifestaciones populares del pasado mes de junio- a través de la presentación del candidato oficial, el también ex general Roh Tae Woo.

Abierta la campaña

Aprobada la nueva Constitución, se abre ahora oficialmente la campaña para las elecciones presidenciales de mediados de diciembre -se barajan las fechas del 17 o el 18-, en las que Roh Tae Woo, candidato del Partido para la Justicia Democrática (PJD), se enfrentará a una oposición desunida.

Ya se ha producido la ruptura definitiva en el clan de los denominados aquí los dos Kim: Kim Young Sam, presidente del Partido para la Reunificación Democrática (PRD), y Kim Dae Jung, que ha sido consejero del PRD y que hoy anunciará la próxima creación de un nuevo partido y de su candidatura a la carrera presidencial.

Un cuarto contendiente, el conservador y ex primer ministro Kim Jong Pil, competirá también en la batalla.

Las fuerzas políticas preparan ya sus armas para una campaña electoral, abierta ya en realidad hace muchos meses, cuyas reglas de juego, aún no definidas, son motivo de discrepancia.

Por un lado, el Gobierno surcoreano critica, desde la plata forma de un poder autoritario que teme perder el control, las concentraciones multitudinarias de los líderes de la oposición, en las que se alzangritos de "¡abajo la dictadura militar!" y que acaban muchas veces en minibatallas entre estudiantes y policías. Por el otro, la oposición pide la formación de un Gobierno neutral que garantice la buena marcha de la campaña electoral sin que haya favoritismo para el candidato oficial.

Todo ello en un contexto de esperanzas de apertura política hacia la democracia por parte de los surcoreanos, como demostraron ayer con su sí mayoritario a la nueva Constitución.

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