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Febres acusa a la extrema izquierda ecuatoriana de instigar su secuestro

Antonio Caño

El presidente de Ecuador, León Fiebres Cordero, acusó ayer a la extrema izquierda de estar detrás del secuestro de que fue víctima el pasado viernes en la base aérea de Taura, próxima a la ciudad de Guayaquil. En unas declaraciones hechas a un grupo de periodistas horas antes del inicio de una sesión extraordinaria del Congreso, en la que está previsto que se pida su renuncia, el presidente anunció que se iniciarán acciones judiciales contra los responsables de su secuestro.

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"Los políticos de extrema izquierda están detrás de este magnicidio", dijo Febres en una inesperada reunión restringida con la Prensa, aunque no precisó a qué políticos se refería. El presidente sugirió que el delito cometido contra su persona no va a quedar impune, y anunció que "la justicia tiene que iniciar de oficio acciones contra los responsables y los cómplices de este casi magnicidio".Febres obtuvo la libertad, después de casi 12 horas de secuestro, el pasado viernes, al firmar dos actas en las que se comprometía a poner en libertad al general rebelde Frank Vargas y no tomar medidas contra sus captores.

El presidente explicó que su declaración de ayer no contradice lo que firmó en esos documentos, en los que, dijo, comprometió sólo a él mismo y a su Gobierno, pero no al poder judicial. En este sentido, informó que el fiscal general hará declaraciones próximamente.

Febres dijo que accedió a conceder la libertad a Vargas sólo en el último momento y que se negó a aceptar otras condiciones, como era la destitución del ministro de Defensa, general Medardo Salazar.

Poco después de estas declaraciones, la oposición de centro e izquierda inició, entre permanentes rumores sobre malestar en las fuerzas armadas, el asalto final para destituir por vía constitucional al presidente derechista, al que acusan de haber cometido un grave delito contra el honor nacional.

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Una de las mayores preocupaciones en torno a este debate, que comenzó a última hora de la noche de ayer (hora española), es cuál será la actitud de las fuerzas armadas, debido a que en las últimas horas han abundado los comentarios sobre fuertes tensiones en su seno y una gran inquietud entre los uniformados sobre la forma en que la clase política estaba manejando este conflicto.

Al comenzar el debate se produjo un enfrentamiento entre partidarios y adversarios ante la puerta del Congreso en el curso del cual una joven de 16 años resultó herida de bala. Testigos presenciales de los choques afirmaron que habían visto que algunos de los partidarios de Febres estaban armados. Poco antes de comenzar la sesión parlamentaria se denunció el secuestro del diputado comunista Iván Bruckner.

Sustitución

La oposición pretende la sustitución de Febres por el vicepresidente Blasco Peñaherrera, sobre la base de un artículo de la Constitución que autoriza el "enjuiciamientopolítico" del jefe del Estado por "traición a la patria, cohecho u otra infracción que afectare gravemente al honor nacional". El reglamento interno del Congreso afirma también que el presidente "podrá ser destituido en su cargo en caso de ser declarado culpable" de una de estas infracciones.

Los partidos que reclaman la renuncia del presidente juntan 40 diputados del total de 71 que componen la Cámara, mientras que para que una moción de este tipo sea aprobada son necesarios los dos tercios, es decir, 48 votos. El bloque socialcristiano y liberal cuenta con 16 diputados, por lo que resultará decisiva la posición que adopten los 15 diputados independientes o no comprometidos con ninguno de los dos grandes bloques.

Los pronósticos se inclinan a favor del presidente, pero no se descarta ninguna salida, sobre todo después de saberse que ayer mismo un diputado del Partido Socialcristiano, al que pertenece Febres, anunció su pase al Frente Amplio de Izquierda (FADI), formación parlamentaria del Partido Comunista.

Los partidos políticos hicieron públicas sus posiciones antes de entrar en la sala de sesiones. La mayor sorpresa la dio el FADI al anunciar que pedirán la renuncia de Febres, pero no respaldarán un juicio político contra él, por entender que podría derivar en un golpe de Estado.

El jefe del grupo parlamentario de Izquierda Unida, el más numeroso de la oposición y de la Cámara, declaró que el presidente es responsable, por su forma de gobernar, de los sucesos que han ocurrido en el país, y calificó de "denigrante" el hecho de que firmase la libertad de Vargas a cambio de su vida.

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