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LOS EFECTOS DEL REAJUSTE DEL SME

Posible nueva modificación de las paridades en el seno del SME antes del otoño

El escepticismo con que los mercados han acogido el reajuste del Sistema Monetario Europeo (SME) acordado ayer de madrugada por los ministros de Finanzas de los doce y la negativa de Francia a devaluar su moneda, induce a muchos cambistas a prever que será necesaria antes del otoño una nueva modificación de las paridades de las ocho divisas que lo componen.La creciente frecuencia de los reajustes del SME en los dos últimos años -el que tuvo lugar ayer es el undécimo desde que fue creado en 1979-, tiende a transformarle en un mero sistema de cambios incapaz de garantizar paridades estables que favorezcan el comercio y además no obliga a los países que lo integran a coordinar estrechamente sus respectivas políticas económicas.

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Cada reajuste adquiere, por otra parte, un carácter casi dramático, como ha puesto de relieve la importancia que el Gobierno de París otorgó a la reunión celebrada el fin de semana en Bruselas, en la que logró su objetivo de no devaluar su moneda.

Por todos estos motivos algunos de los cuatro Estados miembros de la CE que no se han adherido al SME -España, Gran Bretaña, Grecia y Portugal- están ahora menos que nunca tentados de ingresar en él, y no en balde el titular británico de Finanzas, Nigel Lawson, abandonó la reunión maratoniana poco antes de que concluyese, declarando que lo sucedido en el foro belga "no era la mejor manera de convencerle" de la necesidad de integrar la libra en el Sistema.

El ministro español de Economía, Carlos Solchaga, recordaba, en cambio, al término del encuentro que en 1989 deberían darse las condiciones para que la peseta pueda incorporarse al SME y que él era "totalmente favorable al ingreso" de la moneda española.

Si los responsables de Hacienda de países cuya monedas no forman parte del SME están divididos sobre la marcha a seguir, aquellos de Estados que participan en él lo están aún más sobre la respuesta a dar a los desaflos que la caída del dólar y la consiguiente especulación a la alza sobre el marco y el florín plantean al Sistema.

Mayor cooperación

Tras la obtención del acuerdo de Bruselas el ministro galo de Economía, Edouard Balladur, declaró que a medio plazo "la mejor línea de defensa es el incremento de la cooperación entre Gobiernos europeos", y es sabido que París desea una mayor convergencia de las políticas económicas y monetarias de los doce.Mark Eyskens, ministro belga de Finanzas y actual presidente de la CE, es también un decidido partidario del fortalecimiento del SME y por eso anunció con satisfacción que los expertos del Comité monetario y los gobernadores de los bancos centrales han sido mandatados para elaborar propuestas tendentes a reforzar la colaboración de los Estados que participan en el Sistema.

Tanto Balladur como Eyskens están incluso interesados en que el ECU (unidad de cuenta europea) se utilice en las transacciones entre empresas y se convierta poco a poco en una moneda de reserva que reduzca el predominio del marco.

El Gobierno de Bonn no comparte estas intenciones, aunque ha manifestando su solidaridad con sus socios aceptando revaluar su moneda sólo dos semanas antes de que se celebren en su país elecciones generales.

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