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Tribuna
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Biopsia

Manuel Vicent

William Casey, director de la CIA, ha sido operado de un linfoma de célula B o tumor maligno localizado en la parte inferior izquierda del cerebro. Hasta la semana pasada éste era el hombre mejor informado del planeta, el primer espía de Occidente, el que más secretos guardaba dentro del cráneo. Ahora está sentado en un sillón con una manta en las rodillas. Sonríe y no recuerda nada. En algunos bulbos de su masa encefálica se concentraba el código cifrado o las claves enigmáticas que mueven la Historia. Conspiraciones, golpes de Estado, contragolpes, atentados guerras lejanas, misteriosos accidentes que cambian el rumbo de un país, magnicidios, trasiego de armas y mercenarios. Desde el cataclismo en las galaxias hasta la ayuda de leche en polvo a los indígenas de colonias, en cierto modo todo pasaba por la cabeza de mister Casey, pero el cirujano, al extirparle el cáncer, ha dejado al director de la CIA convertido en un ser dulce y sin memoria que contempla el mundo de nuevo con la inocencia de un niño.Tal vez ni el bien ni el mal existen, y por consiguiente William Casey no era Satán, sino un buen ciudadano americano muy tierno con sus nietos, un feliz podador de rosales al que la vida había colocado en el centro de un puchero hirviendo. No me interesa el alma de este hombre. Sólo me subyuga esá mínima parte crucial de su cerebro que le ha sido rebanada. Puede que algún ayudante del quirófano la haya tirado a la basura y, siguiendo su destino en el vertedero municipal, a estas alturas ya se la ha comido un gato. En ese caso sé ha corrido un grave riesgo. En el linfoma de mister Casey se hallaba toda la información occidentai concentrada. ¿Qué habría pasado si en lugar de comérsela un gato hubiera caído en manos de los rusos? Mediante una biopsia éstos hubieran descifrado cada fibra hasta enterarse de todo lo nuestro. Pero hay otra cosa más inquietante: ¿Por qué ahora mister Casey, sin memoria, sonríe y le cae la baba como a un niño, mientras su tumor cerebral, en un tubo de ensayo, podría convertirse en una bomba?

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Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

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