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Los países de la CE restan mercado a las empresas españolas

El impacto del ingreso de España en la CE se refleja, según las cuentas de la patronal, en que el ritmo de las importaciones procedentes del resto de los países comunitarios crece vertiginosamente, mientras se producen sensibles reducciones de las exportaciones españolas. Desde que se inició el desarme arancelario, el comercio bilateral ha dado un vuelco. Entre marzo y octubre de este año los intercambios se han saldado con un déficit para España de 154.000 millones de pesetas, frente a un superávit de 158.000 millones en el mismo período del año anterior. El análisis es tan descorazonador que "cada mes batimos un nuevo récord de deterioro", según señaló José Luis Cerón, responsable de comisión de política económica de la patronal, al ofrecer su informe.En 35 productos concretos, entre los que destacan los químicos, siderúrgicos, agroalimentarios, textiles, maquinaria de todo tipo y medicamentos, se han registrado aumentos en las importaciones de más del 40%. Paralelamente, las inversiones de países de la CE en España se han más que duplicado, alcanzando en los últimos ocho meses la cifra de 177.119 millones de pesetas.

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Lo más grave de esta situación es que las empresas españolas no han podido aumentar sus ventas al exterior, a la par que están sufriendo una merma considerable de su mercado interno. Además, están siendo obligadas a competir con desventaja.

Esta situación se agrava con que el diferencial de inflación ha pasado de tres a seis puntos del año pasado a éste. El importante excedente de la balanza por cuenta corriente, fruto del ahorro en el petróleo y el buen año turístico, opera también contra la competitividad, porque impide una depreciación de la peseta, a no ser que se quiera convertir a nuestro aparato productivo "en una economía de servicios e industrial en manos extranjeras", explicó Cerón.

El Gobierno, solazado

Cuevas arremetió también contra la sensación de optimismo, "casi de júbilo", que se respira en fuentes del Gobierno, que transmiten "el mensaje esperanzador de que la situación de crisis está, en la práctica, superada y que ya nos encaminamos resueltamente hacia los mejores tiempos". Las certezas, "los hechos consumados" demuestran lo contrario. "Por eso denunciamos ese optimismo como irreflexivo o manipulador, o frívolo en todo caso", porque esa llamada mejora obedece, en su opinión, a hechos externos a la economia española, como son el descenso de los precios del petróleo, de la cotización del dólar y de los tipos de interés.

El Gobierno ha preferido "solazarse en el buen clima momentáneo" y ha perdido una ocasión inmejorable para acometer, sin grandes traumas, las reformas estructurales que necesita la economía española para adecuarse a Europa. Para evitar caer en la espiral de la crisis, la patronal propone un compromiso político de todas las fuerzas sociales. Los objetivos: reducir el déficit público y congelar la presión fiscal para evitar caer de nuevo en la espiral de la crisis.

Los medios para recomponer la competitividad de las empresas: implantar la flexibilidad real en el mercado de trabajo, reducción.de cuotas, moderación salarial, reducción de costes energéticos, marco fiscal que propicie la inversión y un plan de fomento de las exportaciones. La situación, como admitió en privado Cuevas, es que la economía es política, "pero la política no está siendo economía".

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