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El Reino Unido seguirá modernizando su fuerza nuclear independiente

La primera ministra británica, Margaret Thatcher, confirmó ayer ante el Parlamento que el Reino Unido seguirá adelante con los planes de modernización de su fuerza nuclear independiente, basados en la sustitución de los submarinos Polaris por los Trident, una posición combatida por todo el arco de la oposición británica.

El tono de la intervención de la jefa de Gobierno confirmó que los temas de defensa habían ocupado la mayor parte de las conversaciones mantenidas el sábado con el presidente norteamericano, Ronald Reagan, en su retiro de Camp David, en Maryland (Estados Unidos).Margaret Thatcher dejó bien claro que los planes norteamericanos para conseguir reducciones equilibradas en armas nucleares y químicas con los soviéticos no interferirán los planes de modernización de la fuerza disuasoria nuclear británica. La primera ministra expresó la preocupación europea a Reagan ante la posibilidad de que las superpotencias lleguen a un acuerdo sobre la eliminación de proyectiles de alcance medio sin haber acordado antes, un equilibrio en fuerzas convencionales y químicas con el Pacto de Varsovia.

Para la primera ministra era vital conseguir un compromiso de que Washington suministrará los Trident al Reino Unido para poder justificar sus planes de defensa ante el país en unos momentos como los actuales, considerados como preelectorales por todos los partidos políticos. Los planes del Gobierno han sido atacados por los laboristas, que proponen un desarme nuclear unilateral acompañado de un refuerzo de los efectivos convencionales, y por la Alianza Socialdemócrata y Liberal, que desea que Londres sustituya los Polaris con proyectiles de crucero, más baratos que los Trident.

Margaret Thatcher manifestó en otro momento de su intervención que había agradecido a Reagan las medidas adoptadas por la Administración norteamericana contra Siria, y añadió que había estado de acuerdo en intentar dar "un nuevo ímpetu a los esfuerzos encaminados a conseguir una solución pacífica al conflicto árabe-israelí".

Con relación a los envíos de armas a Irán por parte de Washington, la primera ministra evitó hacer una crítica directa de Reagan y se limitó a decir que el presidente le había reafirmado la posición de que "EE UU no paga rescate por los rehenes". "Ésa es también nuestra postura", añadió Margaret Thatcher, quien, en conferencia de prensa en Washington, había afirmado que creía llímplícitamente en la integridad de la declaración de Reagan".

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