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El jefe militar de la OTAN duda de a capacidad aérea española

El comandante supremo de la OTAN y jefe de las fuerzas norteamericanas en Europa, el general estadounidense Bernard Rogers, expresó ayer a este periódico sus dudas sobre la capacidad de la Fuerza Aérea Española para asumir las misiones de la OTAN encomendadas ahora a los aviones que Estados Unidos tiene estacionados en las bases de utilización conjunta en España. Lamentó la reacción del Gobierno español a su reciente viaje a Gibraltar, pero lo defendió como necesario.

Las declaraciones de Rogers coinciden con el inicio, ayer, en Washington de la segunda ronda negociadora sobre la reducción de tropas de EE UU en España, que se desarrollan en el más absoluto secreto por parte de las dos delegaciones.Sus dudas sobre la capacidad aérea de España no le han impedido al jefe militar aliado predecir que la reducción tendrá lugar a pesar del conflicto planteado sobre las misiones que en el futuro realicen los aviones españoles en el marco de la OTAN. Rogers afirmó que es consciente de que el Gobierno español condicionó la permanencia de España en la OTAN a una reducción en el número de efectivos militares norteamericanos en España. "Yo", precisó, "anticiparía que esto ocurrirá".

Rogers afirmó que, como máximo jefe militar de la OTAN y comandante de los 326.000 soldados norteamericanos en Europa, está "muy interesado" en el problema de las bases americanas en nuestro país, dada su responsabilidad en Oriente Próximo y en África.

"Dependemos", añadió, "de las fuerzas aéreas norteamericanas que están en las bases españolas para desplegar hacia adelante esos aviones en caso de guerra y para reforzar otras naciones. Esos aviones estarían bajo mi mando".

La exigencia norteamericana de que sólo se reduzcan fuerzas del ala táctica de la base de Torrejón, integrada por 79 aviones de combate, a medida que la Fuerza Aérea Española asuma las misiones que éstas realizan ahora en Centroeuropa. y en apoyo de Italia y Turquía, es por ahora el principal punto de fricción en las negociaciones entre Madrid y Washington. Rogers dijo que esa capacidad de sustitución de misiones es algo a lo que debe responder España, de común acuerdo con Estados Unidos.

El secreto en que ha estado envuelta la primera ronda negociadora en Washington persistirá durante los próximos meses, según fuentes de la delegación española, que espera una respuesta a sus proposiciones sobre una "reducción sustancial" de los efectivos norteamericanos en España, tanto de soldados como de instalaciones militares. Ésta es, según el Gobierno español, una condición imprescindible para renovar el convenio bilateral con Estados Unidos, que expira en mayo de 1988.

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