_
_
_
_
_

La liberación de Daniloff despeja el camino hacia la 'cumbre' entre Reagan y Gorbachov

Francisco G. Basterra

Estados Unidos y la Unión Soviética han despejado el último obstáculo para celebrar una cumbre este año, en Washington, tras alcanzar un acuerdo que permitió al periodista Nicholas Daniloff abandonar ayer la Unión Soviética, donde permanecía retenido desde el pasado 30 de agosto. El corresponsal de la revista norteamericana US News and World Report voló a Francfort desde Moscú en un avión de la compañía alemana occidental Lulthansa, cerrando así un incidente que ha provocado un intercambio, de acusaciones retóricas entre los dos países, pero que ha sido incapaz del detener progresos en la negociación sobre reducción de armamentos que podrían concretarse en la firma de acuerdos en una segunda cumbre entre Ronald Reagan y Mijail Gorbachov.

Más información
"Sucia Rusia"

El anuncio oficial fue realizado por Ronald Reagan en Kansas City, donde se encontraba ayer para apoyar a un candidato republicano para el Senado, cuando el avión de Daniloff había abandonado ya el espacio aéreo soviético. El presidente se limitó a comunicar la noticia sin realizar comentario alguno ni ofrecer detalles sobre el acuerdo alcanzado. Por su parte, el director de Us News and World Report, David Gergen, dijo en Washington que la solución lograda es honorable, sin condiciones. "Él es el único liberado hoy", y Daniloff abandona la URSS con su "reputación intacta", añadió.Se desconocen aún los términos del acuerdo que han permitido el Fin del caso Daniloff, aunque se cree que las dos superpotencias han logrado salvar la cara ante sus respectivas opiniones públicas. Washington ha conseguido su objetivo político: no convertir la liberación de Daniloff en un estricto canje por Guenadi Zajarov, el físico soviético empleado en la Embajada de la URSS en la ONU que fue detenido en Nueva York el 23 de agosto, acusado de espionaje. Esto provocó la represalia contra Daniloff, detenido por el KGB una semana más tarde y acusado formalmente de ser espía.

Se espera que el presunto espía soviético abandone próximamente EE UU sin ser juzgado y, posteriormente, Moscú quizá permita a algunos disidentes soviéticos abandonar el país. Al parecer, el Departmento de Justicia ya ha comunicado al tribunal de Nueva York, que en principio debía juzgarle, que por motivos de "seguridad nacional" no deberá celebrarse su proceso; pero su liberación no se produjo ayer, simultáneamente con la de Daniloff, lo que le permitirá a EEUU defender que no se ha producido un canje y que los dos casos no son iguales, como ha mantenido Moscú.

Gorbachov ha enviado una señal de firmeza a Reagan señalando que su país es una gran potencia que no está dispuesta a dejarse acorralar por Estados Unidos. La rapidez en responder a la detención de Zajarov, la forma en que Moscú ha conducido este asunto consiguiendo que gran parte de la opinión pública occidental dudar de la buena fe del periodista, y su insistencia en realizar un canje de dos espías, han supuesto un triunfo psicológico y de relaciones públicas para la Unión Soviética.

Pero, finalmente, la necesidad de Gorbachov de detener la carrera de armamentos para poder intentar la reforma económica que necesita su país y el convencimiento de que Reagan no acudiría a una cumbre mientras un periodista norteamericano permaneciera detenido en Moscú, han hecho que el Kremlin buscara una salida pragmática. En Estados Unidos, Reagan no quiere abandonar la presidencia -le quedan dos años- sin firmar con la URSS un acuerdo de reducción de los arsenales nucleares, lo que le haría pasar a la historia como un presidente de paz.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

El acuerdo para zanjar el incidente de Daniloff, la nube que según Ronald Reagan impedía fijar una fecha para la cumbre, fue alcanzado por el secretario de Estado, George Shultz, y su homólogo soviético, Edvard Shevardnadze, en una reunión de tres horas, que acabó poco antes de la medianoche del domingo, celebrada en la misión de la URSS en. las Naciones Unidas, en Nueva. York. Era su cuarta reunión sobre el caso en el curso de una semana, y a su término, por primera vez, los dos ministros se estrecharon las manos ante los periodistas. Sin embargo, los portavoces norteamericanos no anunciaron la solución del caso, y se limitaron a decir que "se había discutido sobre Daniloff" y que un acuerdo estaba próximo.

Cuando, sorprendentemente para Washington, Moscú reaccionó a la detención de Zajarov -que no tiene inmunidad diplomática-, deteniendo a un periodista, la Administración de Reagan comenzó a hablar de un canje. Esto provocó la irritación de los sectores más conservadores de Estados Unidos, que acusaron al presidente de blando y de ceder en su primer enfrentamiento con Mijail Gorbachov. Sus exigencias de represalias inmediatas no fueron escuchadas por la Casa Blanca, que se limitó a poner en práctica una vieja amenaza la reducción del número de diplomáticos soviéticos en la Embajada de la URSS ante la ONU.

El enfrentamiento entre los dos países sólo se produjo a nivel retórico y, mientras Daniloff y Zajarov permanecían retenidos, a disposición de sus embajadores respectivos, Shultz y Shevardnadze mantenían en Washington 14 horas de discusiones que permitieron aproximar posiciones sobre el control de armamentos. Los dos países se dieron cuenta, durante el largo fin de semana del 19 y 20 de septienibre, que había suficiente terreno común en materia de reducción dle misiles de alcance intermedio desplegados en Europa, armas quínficas e incluso, cohetes estratégicos y limitación de pruebas nucleares, para que Reagan y Gorbachov se entrevisten en EE UU antes de final de año. El jefe del Pentágono, Caspar Weinberger, un duro al hablar de negociar acuerdos con la URSS, admitió el domingo que "EE UU y la URSS pueden lograr este año un acuerdo de control de armamento".

Moscú había insistido en que el acuerdo sobre Daniloff se ligara a la suspensión de la expulsión de 25 diplomáticos soviéticos de la ONU, que según Washington son "espías del KGB". "Se trata de un problema de prestigio para nosotros. Nadie quiere ser empujado"', explicó un portavoz soviético.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_