Rehabilitaciones tardías en el PCE
La rehabilitación, tras casi 40 años, de nombres proscritos hasta ahora en las historias oficiales del comunismo ha sido uno de los pasos hacia la reconciliación dados en los últimos días por Gerardo Iglesias. Se favorece así eLolvido de viejas querellas internas. Un reciente manifiesto hecho público por el PCE cita los nombres de Heriberto Quiñones, Jesús Monzón y Joan Comorera, calificados ahora de heroicos luchadores por la libertad, cuando hasta ahora eran oficialmente considerados unos traidores.Estas rehabilitaciones llegan algo tarde. Quiñones, un revolucionario profesional, que probablemente nació en la Rusia zarista, fue acusado de haber delatado a varios de sus camaradas en una caída ocurrida en 1941 y murió fusilado tras su detención, ese mismo año. Se le ejecutó sentado en una silla: las torturas le habían roto la espina dorsal por varias partes y no podía mantenerse en pie. No pudo demostrarse que declarara nada a la policía.
Jesús Monzón, un abogado navarro que fue gobernador civil de Alicante y Cuenca durante la República, llegó a ser responsable del PCE en Francia hasta 1943. Entró clandestinamente en España en 1944, y fue detenido al año siguiente; ello le salvó de una segura ejecución por parte de sus camaradas, que mataron en 1945 a su más estrecho Colaborador, León Trilla. En 1950, cuando Monzón llevaba cinco años en las cárceles franquistas, Carrillo le acusaba en las publicaciones del partido de estar ligado a "los servicios de inteligencia norteamericanos y a los agentes carlistas españoles". Esta última acusación se basaba en el irrefutable hecho, de que Monzón era de origen navarro.
Joan Comorera, responsable del PSUC hasta 1950, también se salvó por los pelos de caer en una emboscada de guerrilleros, que sí capturaxon y ejecutaron a Pere Canals. A Comorera le culparon de haber delatado a Gregorio López Raimundo. Murió en la enfermería de la prisión de Burgos en 1958.
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