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El hacha del presidente no cae sobre la ayuda a España

Francisco G. Basterra

El hacha del presidente norteamericano, Ronald Reagan, ha caído únicamente sobre la mantequilla, respetando los cánones, y supone una reducción de programas sociales y de ayuda humanitaria de 38.000 millones de dólares (más de cinco billones y medio de pesetas), que afectan a temas tan dispares como la contribución de Estados Unidos a la ONU o las becas a los estudiantes universitarios. El presupuesto para el año fiscal 1987 propone para la ONU y sus agencias afiliadas 292,7 millones de dólares (más de 44.000 millones de pesetas), frente a los 349,9 millones del presupuesto de 1986. Esta reducción de casi un 20% se debe al disgusto de Washington por lo que cree despilfarro en el presupuesto de la organización mundial. La solicitud de ayuda a España, 415 millones de dólares (62.660 millones de pesetas), derivada del tratado bilateral y que representa el precio del alquiler de las bases, es la misma cantidad que el pasado año. España es el séptimo país en la lista de la ayuda exterior norteamericana.El Departamento de Estado justificó ayer la ayuda a los países del flanco sur de la Alianza (Grecia, Turquía, España y Portugal) en los términos siguientes: "Estas naciones nos conceden el derecho al uso de bases vitales, contribuyendo a nuestra defensa común contra las amenazas a la OTAN. La ayuda militar a miembros de la Alianza Atlántica les facilita obtener el material, el entrenamiento y otros servicios defensivos necesarios para cumplir sus responsabilidades en la OTAN y les estimula a realizar esfuerzos cooperativos en áreas de interés común, fuera de los límites geográficos de la OTAN".

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Reagan solicita este año más ayuda militar para los aliados que estima amenazados por el comunismo, sobre todo en Centroamérica. El Salvador, Honduras, Guatemala y los rebeldes de Afganistán o Camboya se verán beneficiados por un aumento de 1.200 millones de dólares (más de 180.000 millones de pesetas) en el presupuesto de la denominada "asistencia de seguridad internacional"; los contra de Nicaragua o la guerrilla UNITA de Jonas Savimbi no aparecen con fondos en este presupuesto de momento, pero el presidente ya ha confirmado su intención de suministrarles ayuda militar. Por el contrario, la ayuda humanitaria y al desarrollo a países del Tercer Mundo sólo registra un aumento de 76 millones de dólares (casi 11.500 millones de pesetas).

En total, Reagan solicita una ayuda exterior para el año fiscal, que comenzará el próximo 1 de octubre, de 16.100 millones de dólares (casi 2,5 billones de pesetas), 1.500 millones de dólares más (un 12,5%) que lo presupuestado en 1986. Sin embargo, el Congreso ya ha advertido que incluso recortará esa cantidad, que el secretario de Estado, George Shultz, consideró ayer como un mínimo indispensable para cumplir los objetivos de la política exterior de Reagan. "Las esperanzas de conseguir este incremento en la ayuda exterior son inexistentes", advirtió el presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, el demócrata Dante Fascell. Por su parte, el senador Claiborne Pell aseguró: "No es posible que podamos defender en el Congreso un aumento de la ayuda exterior cuando los programas que benefician directamente a nuestros ciudadanos son eliminados o reducidos al máximo".

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