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Elena Figueroba

Ha bailado por primera vez 'El lago de los cisnes' con el Ballet Nacional

Andaluza, menuda, de grandes y expresivos ojos negros, esta chica es el producto típico del trabajo. Tesón, sacrificios, entrega total a la danza son las palabras habituales en su vida. En la actual temporada del Ballet Nacional en el teatro de la Zarzuela ha visto cumplirse uno de sus sueños: ser Odette, la princesa-cisne, en el segundo acto de El lago de los cisnes. Un debú que probablemente marcará su carrera. Ella sabe que esto es sólo el principio, por eso se sigue preparando cada día.

Tiene un cuerpo magro, terso, con ángulos muy definidos. Sus manos, de cerca, son largas y suaves. Eso explica que en escena se transformen en plumas blancas. Al principio, cuando apareció bañada por una suave luz azul, muchos espectadores se preguntaban quién era. Al final, esos mismos curiosos subrayaban su nombre en el programa de mano. Elena Figueroba hizo su primer segundo acto de Lago con muchos nervios, pues no había tenido demasiado tiempo para prepararlo. "Yo me olvidé de los nervios, sabía que sólo podían perjudicarme". A pesar de ello, salió airosa de una experiencia artística que no ha hecho más que comenzar: "Este papel era mi sueño dorado, pues es exactamente mi temperamento. Me considero apta para papeles románticos. Hasta en los ensayos he sentido que tenía que entregarme totalmente al personaje. Es muy fuerte lo que se siente bailando Odette. Ahora tengo que rodarlo, bailarlo mucho para conseguir una interpretacion mucho mejor".Elena nació en Córdoba y comenzó su aprendizaje en aquella ciudad: "Todo empezó cuando cumplí 10 años. Me entusiasmaba bailar, siempre andaba danzando por todos los sitios. Maruja Caracuel, mi primera profesora, fue muy importante. Yo opino que siempre el primer maestro es muy importante, pues de ahí sale lo que podrás hacer después". Desde que se fundó el Ballet Nacional Clásico, Elena ha permanecido en la compañía, ascendiendo en diciembre pasado a primera bailarina. "Después vine a Madrid, al Conservatorio. Estuve con Ana Lázaro, trabajé con Fuentes, en el Ballet de Cámara, y por fin aquí". Ahora, esta muchacha es una de las figuras que hace prácticamente todo el repertorio activo del ballet. "Hay que bailar mucho, eso es lo principal. Tanto lo clásico corno lo moderno; en ambas cosas te pones a prueba siempre. Con Lago me lo paso muy bien, tengo ganas de seguir bailándolo, incluso me olvido del público; cuando sales a bailar sólo piensas en ti". Elena Figueroba tiene una bailarina preferida, Natalia Makarova. "Yo tengo unos vídeos donde Natalia baila Odette. No me canso de verlos, no se trata de imitarla, pues su técnica no es tan fuerte como la de otras, pero ella es la danza, y siempre aprendo cuando los veo".

La vida diaria de las bailarinas es una rigurosa sucesión de horarios: "No tengo tiempo libre para nada. Solamente llegar a casa, un baño para relajarme y volver; clases y ensayos, repeticiones y funciones. El tiempo libre es para coser las puntas. El ultimo día en la variación se me partió la zapatilla izquierda, pero no me las cambié, terminé con ella". Cuando se le pregunta por sus planes dice: 'Bailar, bailar y bailar. Haré Don Quijote en la próxima gira europea. Aunque soy quizá demasiado lírica para ese papel, como andaluza siento mucho los bailes que tengan algo de español. Haré el paso a dos Nocturno de Ray Barra, que me gusta mucho y que sé gustará a todo el mundo". La vida personal de estas mujeres llama la atención: "No tengo novio, por ahora mi pareja es el ballet".

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