_
_
_
_
Reportaje:

Juan Bautista Cremades

El juez que condenó a seis 'subasteros' piensa que los delincuentes drogadictos deben cumplir condena en centros de recuperación

Con un aspecto físico que recuerda un poco a Mike Hammer, de 35 años de edad y una humanidad voluminosa, Juan Bautista Cremades, titular del Juzgado de Instrucción número 12 de Valencia, es un juez poco frecuente que cuenta entre sus actividades pasadas el haberse dedicado a cantar canciones de Bob Dylan y Jacques Brel en catalán. Gracias a una acertada utilización de la policía judicial pudo condenar recientemente a seis individuos de los que viven de bajar artificialmente el precio en las subastas judiciales, conocidos como subasteros o cuervos. Es miembro del colectivo Jueces para la Democracia.

En cierto modo es un caso de vocación tardía. Nacido en Bellreguard, Juan Bautista Cremades comenzó la carrera de Ciencias Exactas en la universidad de Valencia, pese a que su padre se había dedicado siempre al Derecho y actualmente es fiscal de la Audiencia. Sin embargo, su toma de conciencia política y social le hizo inclinarse por cambiar de carrera y pasarse a las leyes.Cuando estaba acabando Derecho se comenzó a plantear hacer oposiciones a juez, "después, sobre todo, de tener conocimiento de algunos juicios del Tribunal de Orden Público y de enterarme de lo que era eso". Fue juez a los 29 años y titular del Juzgado de Primera Instancia de Olot, y después, al ascender a magistrado, ejerció en Gerona, donde ahora vive con su mujer y su hija de tres años y medio.

Fue en esa ciudad donde le ocurrió algo que le hizo pedir auxilio precisamente a dos delincuentes. Vivía solo en un piso y en una ocasión, al salir, se dejó todas las llaves dentro. No sabía qué hacer y en la calle encontró a dos delincuentes habituales que habían sido condenados varias veces por abrir pisos para robar.

El juez confiesa que le defraudaron bastante, porque después de utilizar todas sus herramientas y habilidades no pudieron abrir la puerta y uno de los dos hubo de introducirse por una ventana forzando la reja exterior para, finalmente, abrir la casa por dentro. Finalizado el trabajo, el juez invitó a una copa en su casa a sus ocasionales colaboradores.

Insiste en que entiende su profesión como servicio y considera básico que los jueces estén en contacto permanente con el entorno social. Se considera liberal y no de derechas. "Lo que se llama ser de izquierdas. No me importa decirlo así".

Entre sus actuaciones más celebradas figura la reciente condena de seis subasteros, individuos a los que es difícil probar sus actividades delictivas. Para conseguirlo hizo pasarse por personas interesadas en las subastas judiciales a varios policías, para poder sorprender a los estafadores con las manos en la masa.

Dictó a finales del pasado año una sentencia en la que condenaba a un heroinómano por un pequeño robo a 30.000 pesetas de multa o arresto sustitutorio de 15 días. Especificaba que el arresto lo debía cumplir en el mismo centro de recuperación donde en ese momento se encontraba internado, ya que opina que lo peor que se puede hacer con los heroinómanos es enviarlos a las prisiones ordinarias. Esta forma de cumplir la condena fue, sin embargo, revocada por la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Valencia.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_