La normalización lingüística
Como lo último que se pierde, según se dice, es la esperanza, insisto en expresarle mi opinión sobre el tema de la situación conflictiva y desigualitaria (a saber, injusta y antidemocrática) de los usos de las demás lenguas españolas, a pesar de que todavía está por publicarse en EL PAIS la primera de las cartas que les he mandado sobre el tema. Si publicasen ésta, tal vez alguien siga mi proceder, ejemplarmente democrático (pienso) y tenga ocasión de comprobar si la hipótesis de trabajo de que parto es tesis: "La desigualdad insolente a que el ordenamiento legal español somete a los ciudadanos, españoles, de las comunidades lingüísticas no castellanas". (Tal vez por esto mismo, también, no publiquen tampoco ésta.)Les adjunto el texto de un escrito de petición (ruego lo publiquen) que he dirigido el 23 de abril, p. pdo., a los presidentes de los Gobiernos del Estado, de las comunidades autónomas basca (sic), catalana o cataluñesa y gallega, así como a los presidentes de los Parlamentos gallego, basco (sic) y catalán, del Congreso y del Senado. Si responden y lo que respondan, Dios dirá. Les diré que mi experiencia con el consejero de Educación y Cultura de la Junta de Galicia, a quien dirigí sobre el mismo tema, aunque de referencia personal, un escrito de petición en febrero, p. pdo., es más descorazonadora que la padecida con EL PAIS; ni siquiera se ha dignado acusar recibo, acto preceptivo por ley de 1960. ¡Con Alianza Popular he topado!.-
