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Entrevista con el arzobispo de San Salvador, monseñor Rivera y Damas

Pregunta. El diálogo pacífico entre el Gobierno Duarte y los guerrilleros, en el que usted actuaba como mediador, parece detenido. Desde hace semanas no se habla más que de las elecciones parlamentarias. ¿Hay en El Salvador, después de cinco años de guerra civil, con 50.000 muertos, todavía esperanza de paz?Respuesta. Sabemos que las elecciones no van a crear la paz. El presidente Duarte me ha prometido que serán reanudadas las negociaciones.

P. ¿Qué puede hacer la Iglesia?

R. Los contactos se llevan a cabo a través de mi persona. Próximamente tendrán lugar unas reuniones de preparación de carácter no oficial para elaborar unos puntos comunes. Debe salir algo positivo de todo ello.

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P. La guerrilla izquierdista quiere que se inicien pasos concretos; por ejemplo, que se retiren los asesores militares americanos de El Salvador. Por el contrario, el presidente Duarte pide que los guerrilleros depongan las armas. ¿Se puede producir una aproximación de estos puntos de vista?

R. Cada parte puede pedir lo que quiera. A través de conversaciones surgen acuerdos.

P. Por otra parte, piden los rebeldes un gobierno de consenso nacional y la reforma de las fuerzas armadas.

R. Eso es completamente utópico; es decir, que el actual Gobierno dimita y se retire. Salvo que ocurra un golpe de Estado. ( ... )

P. Que vendría de la derecha. Mientras tanto, la guerra continúa y 1984 ha aportado 3.000 víctimas más. ¿Quién es culpable?

R. Si quiere usted contar los muertos, apúntelos en la cuenta de las fuerzas armadas y de los escuadrones de la muerte. Pero también la guerrilla mata y devasta el país.

P. El año pasado, el presidente José Napoleón Duarte prometió llevar a los tribunales a los asesinos de los escuadrones de la muerte. Sin embargo, nadie ha sido conducido ante los tribunales.

R. Es difícil para un nuevo Gobierno establecer el orden donde por todas partes impera la anarquía. ( ... )

P. No se ha aclarado el asesinato de su antecesor, monseñor Romero. Hace poco, un jefe del servicio secreto salvadoreño explicó que un nicaragüense de los contras había cometido el crimen por 120.000 dólares. El líder de Arena, D'Aubuisson, le había dado ese cometido.

En Estados Unidos y en Europa se discute abiertamente sobre este tema. Pero los diarios salvadoreños no han dicho una palabra.

R. Existe, seguramente, interés en ocultar la verdad. Para mí no cabe la menor duda de que el asesinato de monseñor Romero es obra de las derechas y de los militares. (... )

P. No es fácil mediar en este país. La izquierda le acusa de ser portavoz del Gobierno Duarte; la derecha le envía amenazas de muerte.

R. Es mi intención ayudar a que termine en este país la destrucción y la violencia. Las conversaciones de paz deben proseguir.

,6 de abril

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