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Entrevista:

"Los trasplantes de cerebro no representan mayor peligro que los medicamentos"

Anders Björklund, pionero del trasplante de partes del cerebro, fue el investigador que más expectativa despertó entre los científicos asistentes a la Conferencia Cajal sobre Neurobiología que tuvo lugar la pasada semana en Madrid. Sus experimentos en animales, tras nueve años de investigaciones en el departamento de histología de la universidad de Lund, en Suecia, han permitido realizar en ese país los dos únicos trasplantes de células cerebrales en humanos que se han hecho hasta el momento, y para los que se contó con su asesoramiento científico.Los resultados obtenidos en los pacientes trasplantados permiten augurar a Björklund que en las dos próximas décadas esta técnica será ampliamente utilizada para curar la enfermedad de Parkinson. A partir de ahora, Suecia tiene previsto realizar un programa de dos trasplantes anuales en pacientes que sufran esta enfermedad. En el futuro, los implantes pueden permitir curar enfermedades como la epilepsia, la demencia o la pérdida de memoria.

Pregunta. ¿Cuál ha sido la evolución de sus investigaciones en estos nueve años?

Respuesta. Realizamos un primer trasplante utilizando células del tejido muscular, para ver si era posible regenerar el sistema nervioso dañado, y comprobamos que así ocurría, y que las neuronas formaban conexiones con los sistemas de las células injertadas. Después implantamos células nerviosas, obteniéndose los primeros resultados positivos en 1975. Tras estos experimentos pudimos extraer una serie de conclusiones que son básicas para poder realizar los trasplantes. Una de las más importantes es que las células nerviosas del cerebro sólo pueden crecer si se toman de fetos, porque las de adultos no sobreviven.

P. ¿Cuándo descubrieron que estos implantes podían utilizarse en la enfermedad de Parkinson?

R. Fue en 1979, cuando encontramos los primeros efectos funcionales de los trasplantes en ratas que sufrían una enfermedad de Parkinson experimental que produce trastornos cerebrales debido a la falta de dopamina, un transmisor del cerebro. Nuestros experimentos demostraban que si se implantaban neuronas con dopamina procedentes de embriones se corregían las alteraciones motoras.

P. ¿Estos resultados fueron los que han permitido los dos trasplantes en humanos realizados en Suecia?R. En pacientes humanos los trasplantes se realizan de una forma distinta, por la imposibilidad de utilizar embriones debido a problemas éticos. Se utiliza la mitad de la médula adrenal del mismo enfermo que va a recibir el implante. Los pacientes eran dos suecos, una mujer de 55 años y un hombre de 58, que desde hacía varios años padecían la enfermedad de Parkinson. Cuando comenzaron a tener problemas con los medicamentos se presentaron voluntarios al trasplante, que se realizó hace algo más de un año.

P. ¿Cuál ha sido el resultado de estos trasplantes?

R. Lo que hemos valorado como más importante es que los pacientes no sufren efecto negativo y no se arrepienten en absoluto de la operación. Se advirtió una pequeña mejoría en su enfermedad inmediatamente después del trasplante, pero a las pocas semanas hubo que reanudar el tratamiento con medicamentos, porque volvieron a aparecer otra vez los síntomas de la enfermedad. De todas formas, no se puede saber si alguno de estos trasplantes ha sobrevivido hasta que mueran estos pacientes.

P. ¿Qué conclusiones científicas se pueden extraer tras estos primeros trasplantes en humanos?

R. Que tenemos que averiguar todavía muchas cosas experimentando con animales, y que los buenos resultados sólo los podemos obtener cuando utilizamos células nerviosas fetales. Una posibilidad para que los problemas éticos sean menores es obtener cultivos celulares a partir de un solo embrión humano. Otra solución podría ser caracterizar embriones de animales y ver si estas células no son rechazadas por el cerebro.

P. ¿Plantean los trasplantes menos problemas de rechazo que otras partes del cuerpo por tratarse de una zona con menor repuesta inmunológica?

R. El cerebro está relativamente protegido, debido, en parte, a la barrera hematoencefálica, pero los experimentos con animales nos han permitido comprobar que estaprotección no es absoluta, ya que en algunos casos los trasplantes han sido rechazados. No sabemos si esto es debido a diferencias inmunológicas entre el donante y el huésped.

P. Cuando se habla de cualquier tipo de manipulación en el cerebro suele existir el temor de que estos logros científicos se utilicen con fines poco éticos. ¿Cuál es su opinión?.

R. A mí no me gusta pensar en influir en el comportamiento de las personas normales. Sólo se deben realizar estas operaciones cuando hay un gran daño en los pacientes, con el fin de repararlo, y nunca con el objeto de mejorar o modificar determinada conducta.

P. Esa es la idea que responde al espíritu científico, evidentemente, pero ¿existe realmente la posibilidad de utilizar los trasplantes con esos fines?

R. Hay resultados experimentales que indican que las células nerviosas trasplantadas pueden influir en el comportamiento del cerebro normal, pero no creo que el peligro de los trasplantes sea mayor que el que representan las drogas. Hoy empleamos los medicamentos para aliviar el dolor y para ayudar a los pacientes psiquiátricos o epilépticos, por ejemplo, y muchas de estas drogas también pueden ser utilizadas como narcóticos o para matar a la gente.

P. Además de los éticos e inmunológicos, ¿qué otro tipo de problemas plantean estos trasplantes?

R. Uno importante es que los resultados obtenidos con ratas no pueden ser transferidos inmediatamente al hombre, ya que el cerebro humano es muchísimo más grande y aún hay que mejorar mucho la técnica para trabajar en este tamaño. Además, las ratas con las que nosotros trabajamos no tienen la enfermedad de Parkinson propiamente dicha, que sólo se da en humanos, así que no sabemos hasta qué punto los resultados pueden hacerse extensivos al hombre. Otro problema que se puede plantear en el caso de los trasplantes para curar el Parkinson es que el cerebro esté tan dañado que las células implantadas no sobrevivan.

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