Ocho individuos asaltan el tren correo Barcelona-Madrid y sólo se llevan valores por 50.000 pesetas
Ocho hombres armados con pistolas, cuchillos y hachas lograron detener el pasado sábado por la noche el tren correo que cubre el trayecto Barcelona-Madrid, según se supo ayer. El asalto se produjo en la estación de Picamoixons, a pocos kilómetros de Valis (Tarragona). Según Correos, los asaltantes sólo se llevaron nueve despachos -paquetes- con valores declarados en 50.000 pesetas, porque desde hace dos años los valores declarados importantes viajan por otro conducto, que se mantiene secreto. La Guardia Civil cree que se trata de un grupo compuesto por extranjeros y que sus gritos aludiendo a ETA militar sólo eran un intento de desviar las investigaciones.
Los cuatro empleados del furgón correo resultaron golpeados y sufrieron heridas de carácter leve, cuando los asaltantes trataron de obtener información de dónde se hallaban los envíos de mucho valor que, según creían, viajaban en el tren. Los delincuentes desconocían que la Dirección General de Correos ya no traslada los despachos considerados como importantes en los vagones de correos; de ahí el escaso botín conseguido por los asaltantes de Picamoixons. Un portavoz de esa dirección general explicó ayer a este diario que Ios despachos importantes los trasladamos secretamente, utilizando sistemas que, por razones obvias, no vamos a revelar".Esta precaución de Correos se tomó hace dos años, coincidiendo con el asalto a otro tren correo, el llevado a cabo el 19 de agosto de 1982 en las cercanías de Reus (Tarragona), a pocos kilómetros de Picamoixons, pero en la otra línea férrea que une Madrid con Barcelona. En aquella ocasión, dos hombres lograron llevarse despachos declarados por los remitentes en unas 183.500 pesetas. Aquella cantidad demostró entonces que las fortunas ya no viajaban en los trenes correos, como sucedía en las dos décadas anteriores, y que actualmente en los trenes sólo viajan valores declarados y objetos aseguradados cuyo valor nunca es importante.
Parada imprevista
El asalto del sábado apenas duró 30 minutos. Todo parecía estar perfectamente planeado. El tren correo, que había salido de Barcelona a las 19.40 horas era puntual, pero su paso por Picamoixons, a las 23 horas, iba a ser distinto esa noche, porque por primera vez en muchos años e tren se detendría.
En el semáforo de la estación estaba encendido el color verde, de ahí que el rnaquinista frenara bruscamente cuando observó que en el andén, frente a él, el factor de la estación, obligado por los asaltantes, le hacía señales con la mano y con una lámpara de color rojo para que se detuviera. El frenazo fue impresionante, y a consecuencia del mismo se rompió un manguito del freno y el tren no se detuvo hasta pasada la estación. Los asaltantes, actuando con gran sangre fría, hicieron reparar el tren y obligaron al maquinista a que retrocediera hasta la estación.
Los asaltantes amordazaron al personal de Renfe y obligaron a los empleados del furgón de correos a abrir las puertas, que se cierran desde el interior. Los asaltantes destrozaron varios paquetes y al, comprobar que apenas había dinero golpearon a los empleados para intimidarlos y les preguntaron dónde llevaban Ios paquetes del Gobierno". Esa frase y algunos gritos referidos a ITA militar no lograron confundir a la Guardia Civil, que calificó más tarde a los asaltantes de "delincuentes comunes, espectacular y convenientemente armados con pistolas, cuchillos y hachas". Los cuatro empleados sufren magulladuras a consecuencía de las patadas y puñetazos que recibieron, y uno de ellos posiblemente deberá ser intervenido por rotura de un dedo de la mano.
Los asaltantes iban encapuchados y unos hablaban castellano y otros una lengua extranjera no identificada. Por la piel de sus brazos algunos de los empleados creyeron ver un aspecto "agitanado" o "norteafricano" en alguno de ellos. Sólo seis de los ocho delincuentes participaron directamente en la acción. Otros dos aguardaban fuera de la estación.
Uno de los atracadores, según los empleados de aspecto norteafricano, metió los nueve despachos en una saca y la arrojó al, andén. Allí, otro de los miembros del grupo trasladó el paquete a un coche Renault 4L aparcado junto a un Ford Fiesta de color crema, que, junto con un tercero de características no precisadas, serían los autos con que los " atracadores emprendieron la huida. El asalto no duró más de media hora y la Guardia Civil del puesto más cercano aún tardé, varios minutos en conocer la noticia. Los asaltantes habían cortado los cables telefónicos de la estación para evitar que se diera la alarma. El servicio en esa vía no se reanudó hasta las 2.20 horas, según señaló ayer Renfe. Aparentemente, la Guardia Civil de Tarragona no tenía ayer pistas sobre la identidad y paradero de este grupo de asaltantes de trenes.
Según fuentes de Correos, a consecuencia de las investigaciones realizadas por las compañías de seguros después del asalto de agosto de 1982, los clientes se muestran ahora más rigurosos; a la hora de declarar el valor real de los envíos, por lo que puede afirmarse que el valor declarado de lo ahora robado (unas 50.000 pesetas) se ajusta a la realidad. Hace dos años, Correos admitía no poder precisar el valor de lo robado porque los remitentes difícilmente decían la verdad al efectuar el envío con el objeto de ahorrarse dinero del seguro.
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