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Concluye sin avances tangibles una nueva ronda de sesiones de la Conferencia de Desarme

El secretario general de las Naciones Unidas, el peruano Javier Pérez de Cuéllar, especialmente invitado por el país anfitrión, clausuró ayer en Estocolmo, sin que se hayan alcanzado logros tangibles, la segunda ronda de conversaciones de la Conferencia sobre Medidas de Confianza y Seguridad y sobre Desarme en Europa (CDE), iniciada el pasado 8 de mayo.

Cierta frustración rondaba entre, las distintas delegaciones, pero se mantenía una moderada esperanza en que la nueva etapa, que debe comenzar en septiembre, aportará algún progreso.Un posible acuerdo sobre el procedimiento de trabajo había sido elaborado, tras intensas negociaciones, por Suecia -con el respaldo del grupo de países neutrales y no alineados-, que en principio contaba con la aprobación de los delegados de ambos bloques. Presentada la propuesta en la última sesión de trabajo, los delegados del Pacto de Varsovia se negaron a aprobarla. Tampoco la rechazaron, según declaró posteriormente el jefe de la delegación soviética, Oleg Grinevskij, sino que solicitaron más tiempo para estudiarla. Si bien la posición de los países del Pacto de Varsovia no cierra las puertas para futuros acuerdos, el malestar por esta nueva postergación de un acuerdo mínimo era puesto en evidencia por muchos delegados.

De todos modos, los más optimistas piensan que la exposición de los desacuerdos en una primera etapa era inevitable y necesaria para alcanzar luego algún entendimiento. "Ahora nos conoc emos mejor" es una frase frecuentemente escuchada en los pasillos de la conferencia, en boca de muchos delegados.

En medio de las discrepancias que separan a los dos grandes bloques, el grupo de neutrales y no alineados, en el que Suecia juega un papel principal, realiza ingentes esfuerzos por atenuar las discrepancias entre los bloques y volver a jugar el papel de nexo entre ambos, como ocurriera ya en la Conferencia de Madrid.

Cajal reconoce el desaliento

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El jefe de la delegación española, embajador Máximo Cajal, señaló a EL PAÍS que no podía desconocer que un sentimiento de desaliento se hacía presente en su espíritu des pués de que fracasara el intento de alcanzar un acuerdo de última hora, "que hubiera sido realmente positivo". De todos modos, agregó el embajador, "considero que no es una ronda perdida y que cabe esperar que en la próxima ronda de negociaciones se alcancen algunos re sultados".

"Los países de la OTAN han dado muestras de flexibilidad y espíritu constructivo en esta ronda", explica el representante español. "Hubo una clara voluntad política por parte de los países de la OTAN de demostrar buena disposición cuando se entró en el tema de procedimiento, y se presentó una propuesta noruega apoyada por la Alianza y rechazada por el Pacto de Varsovia. Surgió luego la propuesta sueca, que los países de la OTAN aceptaron y desde luego los neutrales y no alineados, y que el Pacto de Varsovia rechazó. Pese a estas dos oportunidas perdidas", afirma Cajal, "algo se ha avanzado, y si bien hay motivos para cierta decepción, consideramos que el tiempo no se ha perdido. España ha mantenido su posición de flexibilidad y de exploración de todas las posibilidades para alcanzar algún acuerdo, lo que esperamos pueda ocurrir en la tercera ronda".

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