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Silencio en círculos políticos franceses en tomo al pacto Barrionuevo-Defferre

La cumbre franco-española, protagonizada por los dos ministros del Interior, José Barrionuevo y Gaston Defferre, que concluyó con un pacto antiterrorista, como titula un diario parisiense, ha tenido un eco importante en los medios de comunicación franceses. Las autoridades, por su lado, se niegan a todo comentario.

Ni los unos ni los otros entienden aquí que las conversaciones de los dos ministros confirmen un giro histórico de la actitud de París respecto al problema vasco, pero nadie niega que desde que los socialistas accedieron al poder, en 1981, su evolución ante el tema en cuestión es tangible con sólo enumerar algunos hechos capitales.

Los portavoces oficiales se negaron ayer a realizar comentario alguno sobre el encuentro de trabajo mantenido por José Barrionuevo y Gaston Defferre. Sólo uno de ellos llegó a decir que el resumen de la agencia nacional France Presse no entrañaba nada sensacional. Generalmente lqs franceses, en estas cuestiones, siempre hablan de prudencia ante el público, y de que vale más obrar. Hasta la fecha cuando se planteaba la situación en el País Vasco, los dirigentes políticos franceses expertos en la materia soltaban como premisa inicial: "El problema vasco es español y no francés". Ayer fue interrogado un portavoz del Interior sobre el tema en cuestión y repondió: "No digo ni comento nada".

Giro decisivo

La Prensa ha sido mucho más explícita. El diario de la mañana Le Matin, cercano al partido gubernamental, destacó su su primera página con la noticia del día: "Francia-España, el pacto antiterrorista". Este mismo periódico cree que las conversaciones de Madrid significan "un giro decisivo de la actitud de las autoridades francesas respecto al problema vasco". El vespertino Le Monde le dedica al tema su editorial de primera página y limita la importancia de la cumbre al titularlo, "Un gesto de Madrid", subrayando que las autoridades francesas no quieren hablar de "un acuerdo formal contra el terrorismo".También señala este periódico que subsisten algunas divergencias entre los Gobiernos de los dos países. En vísperas de la reunión conviene también anotar que los franceses, al ser interrogados sobre este asunto, insistían en que "se trata de una visita rutinaria", y que la importancia a su juicio excesiva que se le daba en España respondía a una táctica destinada a "orientar nuestras intenciones".

A propósito de la misma entrevista, algunas personas cercanas a los medios etarras residentes en el País Vasco francés se han manifestado en términos espectantes y escépticos al mismo tiempo. Por un lado quieren confirmar que el Gobierno de París ha cambiado realmente de actitud y que, en consecuencia, ha roto el pacto tácito existente, y que consistía en que "nosotros no nos movemos en el norte de Euskadi y ustedes nos dejan tranquilos".

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Por otro lado, estas mismas fuentes, que se confiesan "inquietas porque a la nueva actitud francesa se añade la acción de los GAL", consideran inoperante la estrategia oficial de los Gobiernos de España y Francia.

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