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Precario equilibrio en el índice general

Terminó la semana bursátil con unas reuniones en las que se impuso un precario equilibrio en cuanto a las posiciones de los índices generales, gracias a la inestimable aportación de Telefónica, que al fin parecía despertar de su prolongado letargo, y aprovechaba la presencia de algunas órdenes de compra para imprimir una cierta aceleración a su rebrote alcista. El resto del mercado siguió con las características que le habían resultado comunes, con un grupo eléctrico en el que continuaba destacando la pujanza de Iberduero, pletórico a lo largo de toda la reunión, mientras que sus compañeros de sector pugnaban por no ceder posiciones ante el escaso empuje de la demanda en los corros, y la actuación destacada de algún valor aislado como Vallehermoso o El Águila.El principio de equilibrio perfecto volvió a repetirse en el mercado madrileño, al no experimentar su indicador general ninguna variación con respecto a su posición anterior. En esta ocasión los valores del grupo de inversión mobiliaria experimentaron los mayores recortes del conjunto del mercado, mientras los valores del sector bancario continuaron recibiendo el flujo vendedor, que se generaba como justo castigo a sus escasamente justificadas mejoras de las semanas anteriores. La purga de los dividendos pagados parece extender su brazo más allá del propio descuento de los importes satisfechos.

De esta forma, los valores bancarios, con la única excepción del Popular, arrojaban diferencias negativas en el mercado madrileño, que si bien no llegaban a representar cifras de consideración, sí ponían de manifiesto la mala racha que está atravesando este sector. Banesto volvía a encabezar, aunque en esta ocasión con bastante menos brío, la lista de los ofertados, al presentar un saldo vendedor de 18.330 títulos. A continuación, Bilbao y Central contaban con algo más de 14.000 acciones sin contrapartida. compradora. La emoción bajaba ya bastantes grados al referirse a los demás, pues, ninguno llegaba a superar la cifra de 10.000 acciones ofertadas al cierre de la reunión. Lo cierto es que los responsables de estos valores, aparentemente, se han permitido un cierto relajo en su celo por preservar los precios de las acciones entregadas a su tutela del afán destructivo de los vendedores. No existe en el horizonte próximo genérico ningún tipo de estímulo para realizar esfuerzos adicionales, y de momento parecen haberse concedido un respiro. Habrá que ver si los rumores que se desaten en torno al regalo seceto del Santander son una razón suficientemente importante corrió para que estos títulos recobren algo de su perdida viveza. El mercado lo agradecerá.

Pero, volviendo sobre el grupo eléctrico, cabe destacar el contraste entre un pujante Iberduero, asistido por una demanda inusual y que a los especialistas les huele bien, y una Unión Fenosa entregada a la tutela directa del Banco Central y que viene realizando a diario hercúleos esfuerzos -léase compras más o menos teledirigidas- para evitar una caída en sus cotizaciones que le separe del núcleo de este grupo. En estos momentos, la expectación se centra en torno a la respuesta que puedan dar los Oriol, a través de Hidrola, al protagonismo de Iberduero. Las apuestas no dan ganador claro, y en general se prefiere esperar el curso de las reuniones para establecer los análisis posteriores.

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