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El primer ministro tunecino afirma que la 'revuelta del pan' forma parte de un intento destinado a derrocar al Gobierno

El primer ministro tunecino, Mohamed Mzali, declaró ayer en un mensaje televisado que la revuelta del pan iniciada en el sur de Tunicia el pasado día 29 es un "intento orquestado para derrocar al Gobierno" y que el aumento del precio del pan, en vigor desde el 1 de enero, es el "pretexto de los agitadores para desestabilizar a Tunicia". La calma volvió ayer al país tras los disturbios que se venían registrando desde el pasado jueves y que provocaron, al parecer, la muerte de 20 personas.

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La crisis social y el compló exterior

Unidades del Ejército patrullaban ayer las calles de Túnez en medio de un tráfico caótico provocado por la destrucción de los semáforos. Todos los centros de enseñanza permanecerán cerrados hasta el próximo lunes.Después de haber sido decretado el estado de excepción e implantado el toque de queda sobre todo el territorio nacional, la calma ha vuelto a la capital en donde ayer comenzaron a abrir comercios y a circular los transportes colectivos, los taxis y los trenes, y no se produjeron nuevos incidentes, con excepción de algunas violencias nocturnas en barrios periféricos de la capital.

El Ejército, con tanques y vehículos artillados, sigue ocupando los puntos estratégicos de la capital y actúa como un poderoso disuasivo ante eventuales manifestantes.

El martes por la noche, en otra alocución televisada dirigida al país, el propio Mzali había advertido que el Gobierno decidió llevar a cabo una exhaustiva investigación de la manera en que comenzaron y se propagaron los disturbios, y anunció que el toque de queda, implantado desde las seis de la tarde del martes a las cinco de la mañana, como consecuencia del decreto de estado de excepción, permanecería en vigor hasta que sean identificados "los bandidos que se infiltraron en las filas de los manifestantes".

Los representarites tunecinos en Madrid y París afirmaron ayer que la subida del precio del pan y de la sémola de trigo ha sido un pretexto, y ya se sabía desde hacía tiempo que aumentarían. El Gobierno, según ellos, ha realizado una amplia campaña de información sobre sus motivos para tomar esta decisión, que, por lo demás, había sido consultada con los sindicatos, fundamentalmente con la mayoritaria Unión General de Trabajadores Tunecinos (UGTT), y que ésta no había adoptado una actitud hostil ala medida.

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Habib Bachur, secretario general de la UGTT, sin confirmar ni desmentir este extremo, declaró ayer que la UGIT había reunido su comisión poco antes de los incidentes y que: había considerado la medida que se proponía aplicar el Gobierno a partir del 1 de enero de 1984 como muy grave.

En esa reunión, según Habib Bachur, la UGTT decidió iniciar inmediatamente negociaciones salariales con el poder para compensar la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores.

Estas negociaciones, que continuaron ayer sin resultado aparente, pueden llevar a la UGTT, acusada de contemporizar con el Gobierno, a unirse al punto de vista de otros sindicatos más radícales que solicitan la convocatoria de una huelga general a modo de presión sobre el Gabinete del primer ministro Mohamed Mzali.

Ahora que el Gobierno había decidido permitir el pluralismo sindical, todavía no oficialmente en vigor, los aumentos de precios de los productos derivados de los cereales puede proporcionar a las organizaciones sindicales aún no legalizadas una oportunidad única de saltar a la escena política.

La sombra libia

En cualquier caso, y dadas las sugerencias del Gobierno sobre la posibilidad de intervención ajena y extranjera en estos disturbios, en numerosos círculos políticos de la capital tunecina, se piensa que Libia puede estar detrás de estos incidentes, que, efectivamente, se iniciaron en los cuatro oasis del Sur, fronterizos con Libia, de Kebili, Duz, Primer Zoco y Harrima. Otros llegaron a comparar el actual estallido de violencia con el famoso asunto de Gafsa, en enero de 1980, por el cual también se acusó a Libia.

En cualquier caso, las autoridades de Trípoli han decidido actuar esta vez rápidamente, y, antes, de que prosperen esos rumores y comentarios que pueden llevar a un deterioro de las relaciones entre los dos países, decidieron enviar ayer una delegación a Túnez para aclarar todos estos extremos con las autoridades tunecinas.

Aunque la solución,del compló exterior para explicar los problemas internos es un recurso muy manido en el Tercer Mundo, es cierto, como se apunta en Túnez, que en Libia viven unos 60.000 tunecinos, trabajadores en su mayoría originarios precisamente de esas regiones desheredadas y descuidadas del sur de Tunicia.

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