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Fuga masiva de presos del IRA

Soledad Gallego-Díaz

Treinta y ocho de los más importantes presos del IRA se escaparon ayer de la prisión de alta seguridad de Maze, en Irlanda del Norte. Quince de ellos fueron recapturados horas después, pero al cierre de esta edición 23 continuaban huidos, pese a la impresionante operación de búsqueda lanzada por la policía y por el Ejército. Durante la evasión, calificada de huida del siglo, resultó muerto un funcionario de la prisión, que fue apuñalado, y otros dos sufrieron heridas por bala.La escapatoria se produjo a las cuatro de la tarde, aprovechando la presencia en la prisión de un camión que transportaba comida o, más exactamente, el té de los prisioneros. Varios de los militantes del IRA, aislados habitualmente en celdas individuales en un sector supervigilado de la cárcel, esgrimieron pistolas y, pese a la resistencia de los funcionarios, lograron llegar a la puerta principal.

Algunos consiguieron alejarse rápidamente del lugar en coches arrebatados a punta de pistola a sus conductores, pero otros huyeron a pie al no poder utilizar el camión del que se habían apoderado. Un funcionario que reconoció a uno de los presos logró dar la alarma y bloquear la salida.

Inmediatamente se organizó una espectacular caza del hombre, con decenas de policías y soldados rastreando los campos que rodean la prisión. Algunos presos fueron capturados cuando intentaban vadear un río.

Dado que Maze se encuentra a menos de 13 kilómetros de Belfast, la operación de búsqueda se extendió también a la ciudad.

La frontera con la República de Irlanda fue sometida a una estrecha vigilancia, porque se supone que muchos de los evadidos intentarán cruzarla por la noche.

La prisión de Maze está considerada como la cárcel más segura del Reino Unido y alberga así exclusivamente a los presos del IRA y del INLA, las dos organizaciones terroristas de Irlanda del Norte que preconizan la reunificación de la isla.

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Maze saltó a las primeras páginas de todos los periódicos del mundo hace dos años, cuando varios militantes del IRA se declararon en huelga de hambre para reivindicar un trato especial como presos políticos y no presos comunes. Diez jóvenes, entre ellos Bobby Sand, que había sido elegido diputado local, ayunaron hasta la muerte sin que el Gobierno de Margaret Thatcher accediera a cambiar su situación.

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