Una diócesis dispersa
El nombramiento de Vicario General Castrense, arzobispo asimilado a general de división, está sujeto a la presentación de una terna de nombres formada de común acuerdo entre la Nunciatura Apostólica y el Ministerio de Asuntos Exteriores. En un plazo de quince días, el Rey ha de presentar a uno de ellos para su nombramiento por el Papa. Según se estipula en los acuerdos firmados entre España y el Vaticano, este es el único nombramiento, junto al del Obispo de Seo de Urgel y copríncipe de Andorra, en el que cuenta con el derecho de presentación el Jefe del estado español.El vicariato general castrense, diócesis personal no territorial integrada por un arzobispo y su propia curia, tiene a su cargo la feligresía más dispersa, joven y cambiante de toda la Iglesia católica española. Son mas de medio millón de feligreses, repartidos por todo el territorio nacional en cuarteles, bases aéreas, academias militares, centros de instruccion de reclutas y bases de la Armada, asistidos por mas de quinientos capellanes. El anterior vicario, Emilio Benavent, "recluta de la quinta del 36", comenzó una etapa de renovación del vicariato que le hizo recorrer decenas de instalaciones militares en numerosos viajes por avión. Benavent, el primer vicario que ofició misa en el hábitat de un submarino, vivió desde este cargo los delicados momentos de la transición política.
El que fuera profesor de marxismo e instituciones soviéticas en la España de la posguerra, obispo de Málaga y arzobispo de Granada, deja ahora a su sucesor una diócesis en renovación, una importante documentación entre la que se incluye el estado de otros vicariatos europeos y una tropa en la que, "ha subido el desinterés y aún el rechazo hacia lo religioso".
